Dentro de la enorme y fantástica producción de Phil Collins podemos encontrar material muy diverso sobre denuncia social, centrando el foco en temas que nos preocupan como individuos y como ciudadanos de sociedades teóricamente modernas y civilizadas.
Hoy traigo un vídeo de Phil Collins y de la época final de Genesis, que está lleno de humor y sarcasmo, y que denuncia algo que me llamó la atención desde pequeño: esos individuos, llamados telepredicadores, que se dedican a obtener enormes beneficios económicos explicando a su comunidad de fieles seguidores que el único camino a Dios pasa obligatoriamente por su cartera, sus discursos, y su alcoba. Con todas las consecuencias que ello conlleva para millones de seres humanos, que buscando a Dios, se encuentran con un tinglado de mentiras y manipulaciones, desobedeciendo el segundo mandamiento.
Yo no tengo nada en absoluto en relación a la fe de cualquier persona, que siguen a su dios preferido, sea el cristiano, el musulmán, el judío, o cualquier otro. Yo mismo tengo una estatua de Atenea en casa, de la cual adjunto una foto que acabo de hacerle, y que pueden ver abajo. Pero no espero que Atenea me solucione los problemas diarios. Como mujer que es, si lo intentase probablemente ella me diría lo que me han dicho otras: «que te los solucione tu madre».

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