Acosadores literarios, cómo acabar con ellos

Pongámonos en situación. Estoy en casa, concentrado en algo importante y crítico, por ejemplo, la Playstation. Y, de repente, recibo un curioso mensaje por correo. Pongo el juego en pausa, miro el misterioso correo, y, ¡vaya! Es un acosador literario, que me dice que, si no adquiero ahora su libro en oferta en Amazon, es porque estoy completamente loco. Entonces suspiro, miro con odio la foto del autor y de su libro, y decido que tengo que hacer algo. ¿Es delito acabar con los acosadores literarios? Espero que no, porque tengo varios cuerpos en la despensa.

Bueno, hablando en serio: ¿cómo acabar con los acosadores literarios? Vamos a hablar de acosadores literarios, y vamos a ver dos ejemplos de blogs que no han necesitado para nada acosar a nadie para convertirse en un éxito. Lo cual demuestra que se puede brillar con luz propia si el trabajo es duro, honesto, y riguroso. Es decir, el secreto de toda la vida, pero aplicado al siglo XXI. Nada más, y nada menos.

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Seamos sinceros: como escritores, nuestro deseo es que nos lean la mayor cantidad de lectores. Algunos dicen «yo escribo para mí», de acuerdo, escribes para ti. ¿Entonces por qué publicas cada relato, cada poema, cada verso, en dieciocho redes sociales y en tu blog, y mandas mensajes de spam a todo aquel que se cruza contigo?

«Hola amigo/a. Léeme y te llevaré al paraíso de las letras».

Ese es, más o menos, el eslogan de muchos acosadores literarios.  Veamos un ejemplo reciente:

La semana pasada apareció alguien en mi Instagram. Tengo dos, uno para el trabajo, y otro para los temas literarios. Curiosamente en este último siempre tengo la misma cantidad de seguidores. Supongo que es bastante normal.

El caso es que ese alguien empezó a seguirme. Mira qué bien. Entonces ese alguien me preguntó si yo escribía, y si tenía algo publicado. Al parecer vio alguna entrada de mi mano, y pensó que podría ser escritor. Le respondí que soy aficionado a escribir, y que tenía alguna cosa escrita por ahí. Luego me preguntó si me gustaba la literatura fantástica. Le dije que sí. Pero que mi género preferido era la ciencia ficción. Y punto, nada más. Fin de la historia. ¿Sí? Pues no.

Fue entonces cuando contraatacó con toda su artillería: este individuo me mandó un mensaje privado, diciéndome que había publicado veintiún libros, y que si, como parecía, me gustaba la fantasía, tenía que leer su último libro, del cual me mandó la portada. ¡Lee mi excelsa y maravillosa obra, pequeño mortal, o arde en el infierno!

Acto seguido, bloqueé a esta persona del Instagram, y le pedí a los dioses no volverme a cruzar con esta persona, que además llenaba su muro de fotos constantemente, fotos y fotos de su imagen y sus libros. Fotos riendo, fotos con los libros, fotos bailando con los libros, fotos con fotos… Algo un poco enfermizo. Entiendo el entusiasmo un día, al sacar un libro. Pero cuando ves que es constante, empiezas a sospechar que algo sucede.

Por otro lado, me parece bien que ponga las fotos que quiera, yo también pongo fotos de mis libros y fragmentos de mis textos, etc. El problema se da cuando eso se transforma en acoso, mandándote información sin pedirla, creyendo que te están haciendo un favor descubriéndote «una obra diferente e increíble, que no podrás dejar de leer». 

Editoriales. Muchas no se salvan.

También algunas editoriales son acosadoras. Hace años, cuando subía mis textos e imágenes a Facebook, dentro de grupos de literatura diversos, aparecían editoriales, que de editoriales tenían solo el nombre y poco más, con maravillosas ofertas para publicar:

Estimado escritor.

Hemos leído tu obra(*) y hemos pensado que tu estilo y calidad conectan perfectamente con nuestra línea editorial. Creemos que hemos encontrado en ti el autor ideal para publicar tu obra con nosotros.

(*) (¿Cuál de ellas, amigos?)

Claro, aquí muchos escritores ven cómo su pulso acelera a 250. ¡Por fin soy reconocido! ¡El mundo ha visto que no soy uno más! ¡Destacaré entre la masa informe de escritores que pretenden ser mejores que yo!

Luego venía la segunda parte:

Por ello, te ofrecemos el mejor plan para publicar tu obra, ajustado perfectamente a tu presupuesto…

Bueno, no hace falta que continúe. A continuación llegaba un frío catálogo de promociones y sus precios. Llegué a ver ofertas de 5.000 euros. Obviamente el bloqueo por mi parte era inmediato.

 

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Las prácticas de manipulación de escritores por entidades que se autodenominan editoriales son muy comunes y conocidas en el mundo literario

Desde que dejé Facebook y esa locura de textos publicados, este acoso se ha calmado completamente. No sé cómo será actualmente, y solo publico muy de vez en cuando en alguna página en la que todavía estoy dado de alta, digamos que una vez cada dos meses aproximadamente. Lo hago por impulso, por poner algo. Y mantengo abierto el usuario de Facebook porque lo necesito por temas profesionales. Supongo que se habrán cansado de mí, o del mundo. O se dedicarán a la venta de armas, que todo es posible.

La idea para terminar con esta plaga de gente que te tira su libro a la cabeza no consiste en recriminarles su actitud. En la inmensa mayoría de ocasiones esto solo sirve para afianzar más sus doctrinas, y acusarte de cualquier cosa. Lo mejor es darles donde más les duele: bloquearlos sin más, y que intenten mandar algo nuevo. El bloqueo es el mensaje más claro y directo de que su actitud no es para nada beneficiosa.

Se supone que somos muchos los que no queremos acosar a los demás con nuestras obras. Pero sí queremos que se conozca nuestro trabajo. ¿Qué nos queda para promocionar nuestros libros, nuestros artículos, aquello que escribimos en general? Sin gastar dinero claro. Podemos gastar en publicidad, pero la inmensa mayoría no podemos permitirnos esos lujos. ¿Existe por lo tanto alguna posibilidad de hacer promoción de forma honesta y respetuosa con los demás?

Claro que sí. Pero tiene un inconveniente: es una carrera de fondo. Si se está dispuesto a trabajar duro, esto puede (repito: puede) tener recompensas.

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Ante el acoso literario, calma, paciencia, y bloqueo. Debemos relajarnos, respirar hondo, escribir, repasar lo escrito, y publicar. Tenemos una necesidad de comunicarnos. Vamos a hacerlo de forma coherente y en armonía con el universo, y, sobre todo, sin volver locos a los demás.

Y el secreto es que ha sido toda la vida para todo: trabajar duro, y con material de calidad. En el caso de los escritores, montar un blog que contenga material de calidad.

Voy a poner dos ejemplos rápidos de blogs de éxito: hace ahora justo seis meses que la responsable del blog «Neurociencias divertidas«, a la cual respeto y admiro, abrió su blog. Sin necesidad de spam ni de perseguir a nadie, solo con un trabajo de calidad, se está convirtiendo en todo un éxito, con solo seis meses, y partiendo de un conocimiento nulo en el tema de blogs.

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Neurociencias divertidas

Esta mujer, de origen ruso afincada en Perú, trata todo lo relacionado con la mente y el cerebro humano de una forma amena y divertida, y muy formativa. El resultado no se ha hecho esperar, y cada día son más los seguidores, y el éxito que está obteniendo. Le auguro un gran éxito, que ya se está viendo y haciendo realidad.

¿El secreto? Un trabajo honesto, ganas de publicar material de calidad, contenidos de interés, y explicaciones de temas complejos presentados de forma amena y divertida. Esto, que parece fácil al decirlo, es realmente complejo. Pero de eso se trata: de mezclar calidad y entretenimiento. Por cierto, le mando un cordial saludo desde aquí, y la felicito por los seis meses de su blog.

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Hedwig Kudo

Otro blog es el blog de Hedwig Kudo, otra gran bloguera. Son ejemplos de gente con las ideas muy claras, que saben escribir contenidos de calidad, y que los proyectan de forma amena, sin necesidad de presionar. ¿Su éxito? El trabajo duro y constante, y una personalidad magnética que atrae a los lectores. A Hedwig Kudo ya comenté que tuve el honor de conocerla en persona el otro día, y mantener una charla con ella. Una persona agradable y atenta con la que se puede hablar de cualquier tema.

Estos son dos ejemplos de gente que no necesitan acosar a nadie. No lo necesitan porque su trabajo es el que habla. Y con ello demuestran que pueden atraer a lectores y fidelizarlos. Y no es fácil, eso está claro. Pero es posible. Mucha gente cree que el éxito llega solo. Son los mismos que nos acosan con su material. Otros saben que eso no lleva a nada.

Solo el trabajo da frutos. No siempre. Pero, cuando lo hace, es honesto y con futuro. De eso se trata: de plantar hoy para recoger mañana.


Quisiera cerrar este tema con algo de música, cuya letra está en cierto modo relacionada con este asunto. He pensado en este tema de Shania Twain, que no es que musicalmente sea de mis favoritos de ella, pero la letra me encanta, porque trata del típico adulador que va vendiendo lo grande que es porque tiene esto o aquello. Una canción sin más trascendencia, pero que me pareció en su momento divertida sobre esta gente que todo lo vuelca en la imagen, en las formas y en el poder de demostrar lo grande que son, consiguiendo demostrar que son cualquier cosa menos grandes. Y es una pena, porque pierden todo su potencial en hacernos creer lo que realmente podrían llegar a ser.

No lo olvidemos: lo que vale en la vida no es haber escrito veintiún libros, como la persona que me acosó recientemente. lo importante es que la gente descubra esos libros y los ame por su contenido, no porque nos los lancen a la cara como la prueba de nuestra genialidad. Entonces sin duda habremos perdido una oportunidad. Como le pasó al personaje de Shania en su vídeo. Muchas gracias.

Autor: Fenrir

Amateur writer, I like aviation, movies, beer, and a good talk about anything that concerns the human being. Current status: Deceased.

2 opiniones en “Acosadores literarios, cómo acabar con ellos”

  1. ah, qué sorpresa, qué lindo. estaba leyendo la primera parte imaginándo todo este acoso de lo cual no tenía ni idea que existía y ya paralelemente pensaba como voy a responder, y de pronto veo mi foto 🙂 y sus muy amables palabras. muchas gracias, que tan inesperado y a la vez gratificante, en especial, viniendo de usted. lo apreció sobremanera. un gran abrazo 🙂

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