Leía hace un tiempo a un escritor de ciencia ficción que era entrevistado en un periódico, el cual afirmaba que:
«Naturalmente, la ciencia ficción es más difícil de escribir que la fantasía, porque la fantasía no impone reglas ni requiere explicaciones, y la ciencia ficción requiere explicar cada aspecto con detalle».
Vamos a hablar de este tema, para comprender, de una vez, que la fantasía es un género completo, complejo, y digno de la mejor literatura.

Bueno, volviendo al autor de esa afirmación, el señor escritor de ciencia ficción al que me refiero será sin duda famoso e importante, no digo que no. Pero no tiene ni la más remota idea, y ustedes me van a perdonar por ser tan claro, lo que supone escribir fantasía de calidad.
Este tópico tan antiguo y tan repetido de «la ciencia ficción es mejor que la fantasía» no es nuevo. Lo vengo oyendo desde que era pequeño, cuando se decía que El Señor de los Anillos no le llega ni a los tobillos a obras de autores como Isaac Asimov, Arthur C. Clarke o Robert Heinlein.
Me temo, y de nuevo quiero ser muy claro en esto, que superar la obra de Tolkien va a ser muy, muy difícil, y va a llevar décadas, sino siglos, para que aparezca otro autor que pueda no ya superar, sino igualar la gigantesca, complejísima, y sofisticada estructura literaria creada por Tolkien en sus obras.
Es tan grande, tan variada, tan detallada, tan impresionante, que, para escribir «La enciclopedia de Tolkien» hizo falta una ingente y enorme cantidad de personas, concretamente ciento veinte siete, eruditos de los libros de Tolkien, con el fin de compilar todo el trabajo de un solo hombre. Si eso no es magnificiencia, si eso no es llegar a la perfección, entonces es que me he perdido en el mundo de las letras.

No a todo el mundo le tiene que gustar Tolkien, claro que no. Pero decir que la ciencia ficción es superior a la fantasía teniendo a Tolkien delante me parece absurdo, descabellado, y completamente fuera de lugar.
Pero no me quedo en Tolkien, por supuesto. No voy a descubrir ahora la saga de libros de Harry Potter de J. K. Rowling, pero, sin llegar a esa fama, puedo hablar de otra maravillosa saga, la de «Los cuentos de Terramar» de Ursula K. L. Guin, que describe y desarrolla su propio mundo de fantasía, en una mezcla maravillosa de estilos ambientados en un mundo imaginario formado por miles de islas. La belleza de sus libros e historias es realmente impresionante, y ya hablé de estos libros en una anterior entrada.

La complejidad de la fantasía.
Todo escritor serio sabe que todos los géneros, sin excepción, son complejos, requieren de un trabajo difícil y esmerado, y se necesita una gran habilidad para completar cualquier argumento de un modo convincente. Un estilo que permita al lector terminar la lectura creyendo que lo que ha leído es creíble, por mucha fantasía que haya detrás. De esto podemos argumentar:
La ciencia ficción requiere de una historia con argumentos ficticios que parezcan reales basados en la ciencia.
La fantasía requiere de una historia con argumentos ficticios que parezcan reales basados en una estructura de poderes y contrapoderes.
Dicho de otro modo: la fantasía también requiere de estructura, de unos poderes que se anteponen a otros de forma equilibrada. La magia, los poderes de cualquier ser poderoso, sea un mago, un elfo, un dragón, no se asignan ni se otorgan al azar. Una historia de fantasía será aquella que presente poderes y contrapoderes creíbles, donde cada fuerza se contrapone a otra en base a una lógica que está basada en la fantasía, es cierto, pero que tiene una forma real, creíble, y basada en la lógica.
La lógica en el mundo de la fantasía.
Los grandes escritores de fantasía saben que caer en el «Deus Ex Machine», el solucionar los problemas argumentales con un ser todopoderoso que aparece en el último momento, es una forma pobre y muy poco imaginativa de terminar un argumento. Al contrario, el buen escritor de fantasía propondrá dos fuerzas antagónicas bastante equilibradas, donde cada parte dispone de elementos de poder que le son propios, y que se establecen con el fin de dar credibilidad a la trama.
Pero la fantasía no existe en la realidad. Luego, crear una historia basada en un mundo fantástico, hacerlo creíble y real, y conseguir que el lector termine creyendo la historia, dentro de los lógicos márgenes literarios, es una proeza que muy pocos pueden alcanzar de forma suprema.
De ello podemos deducir que la fantasía, lejos de ser la agrupación de una serie de seres con una serie aleatoria de poderes, es en realidad un conglomerado de formas que deben cumplir escrupulosamente unos principios de igualdad y de equiibrio que hagan creíble la historia.

Fantasía vs ciencia ficción: no existe tal disputa.
Visto lo visto, está claro: la fantasía no es, de ningún modo, un subgénero inferior, ni está por debajo de la ciencia ficción. Al contrario, se requiere de una gran proeza literaria para escribir historias creíbles, y que permitan al lector leer una historia imaginaria, llena de poderes y fuerzas, de tal modo que sienta que se ha cumplido la norma fundamental de la literatura: ficción, sí, pero que suene a realidad, incluso en una historia fantástica.
Por eso, cuando le digan que la fantasía es para niños o jóvenes, y que cualquiera puede escribir fantasía, cite los autores que he citado, y otros muchos, que a lo largo de los años nos han dado títulos increíbles. Y a ver si mejoran a grandes maestros como Tolkien o L. Guin. Le aseguro que no podrán igualarlos, ni aun en mil años. Y, si estoy equivocado, que los dioses se enfurezcan y me manden mil años al Hades, donde el can Cerbero de tres cabezas guarda las puertas, y donde las almas perdidas se mueven entre la vida y la muerte.
¿Lo ve? Lo ha creído. Me ha visto ahí. Ha creído que yo podría acabar en el Hades. De una forma literaria, claro. Pero de eso trata la literatura: de llevarnos a mundos donde nunca podremos salir una vez hemos entrado. ¿Y no es ese, acaso, el secreto del Hades?
Qué buena entrada.
Yo he participado muchas veces en esa discusión de ci-fi vs fantasía, y alguna vez he caído en el error de minusvalorar el género fantástico. Pura ignorancia mía.
Hoy pienso que hay auténticas obras maestras en ambos géneros. Y también grandes bodrios, obviamente.
Un saludo y felices fiestas.
Daniel
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Por supuesto, no porque amemos más un género que otro debemos considerarlo mejor, algo en lo que todos caemos algunas veces, me incluyo por supuesto. Yo prefiero personalmente la ciencia ficción, pero la buena literatura de fantasía me ha dado momentos increíbles. Saludos y gracias por comentar.
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Una entrada espectacular. En muchas ocasiones he tenido que debatirlo con compañeros de profesión. Siempre, postuló que todo género tiene su dificultad, aunque hay quienes ostentan la bandera de su género literario por encima de los demás sin dar su brazo a torcer. Cómo escritor y lector de género fantástico, me quito el sombrero por tu artículo.
Un saludo, que tengas felices fiestas.
Kenji Wolfman
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¡Muchas gracias! Al final no es el género el que domina al lector, sino el autor que está detrás, que consigue hacer que el lector viva la historia, sea cual sea y tenga el género que tenga. Ese es el reto. ¡Feliz navidad!
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Muy buen artículo, como amante de la fantasía épica comparto plenamente los argumentos prese tados. Saludos!
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¡Muchas gracias! Un placer y gracias por la visita.
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Me ha encantado el artículo. Qué razón tienes. Construir un argumento, cualquiera que sea su género, es difícil y muy trabajoso. Hay autores que no parecen de este mundo para dar sus opiniones con la validez de leyes … deben haber escapdo de alguna galaxia ficticia seguramente. Un saludo.
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Gracias por tus palabras. Sin duda un buen relato o novela no está condicionado por el género, sino por el autor que sabe dar vida a ese género. Saludos.
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