La gran mentira de los cristales de tiempo

Vamos con una nueva entrega de «la gran mentira». En este caso, vamos a hablar de «los cristales de tiempo«, o «cristales de espacio-tiempo», un nuevo invento de la comunidad científica, que suena a la última película de Spielberg, y que pretende romper las leyes de la física y prometernos energía infinita, remedando a los viejos trucos de los siglos XVIII y XIX con sus Perpetuum Mobile.

Usted leerá textos muy complicados sobre los «cristales de tiempo» en la red. Textos llenos de fórmulas y palabras muy raras, para explicar lo que es. Yo se lo resumo:

Los cristales de tiempo son cristales donde su estructura cristalina, en lugar de estar altamente organizada en el espacio, está altamente organizada en el tiempo, y esta organización cambia espontáneamente, sin necesidad de una energía externa. Es como si mirase a un muerto en su ataud, lo viese con gesto serio, y al cabo de cinco minutos, al volver a mirarlo, estuviese sonriente, y con cara de pícaro. Al cabo de otros cinco minutos volvería a estar serio. Este muerto se ríe de la muerte al parecer.

Sí, una comparativa un poco morbosa, pero sirve para la analogía. El muerto no debería cambiar su gesto en el tiempo. Los cristales tampoco.

Es, en definitiva, el enésimo ejemplo de cómo la ciencia ha perdido su relación con la realidad, y espera sacar un conejo de la chistera que solucione todos los males, además de servir para obtener unas cuantas becas para gastarlas en experimentos. ¿Por qué? ¿Por qué el fenómeno no es posible? No. Podría ocurrir, efectivamente. Entonces, ¿de qué va la historia? Va de termodinámica. Y de aprovechar este fenómeno para generar trabajo, es decir, generar energía de la nada. ¡Uy lo que ha dicho!

Entrando en materia.

Vamos por partes, como dijo Jack el Destripador. Cuando leí el gran milagro que iban a suponer los cristales de tiempo enseguida pensé en el efecto Casimir y en la energía de vacío. Dicho y hecho: fui a la Wikipedia, y ahí estaban ambos conceptos, que usted puede leer y conocer del enlace de La leyenda de Darwan que he dejado en este párrafo. De nuevo la ciencia se mete en la búsqueda de la Piedra Filosofal, de encontrar una solución basada en un imposible. ¿Imposibles en ciencia? Naturalmente.

Cuando un estudiante de física va a universidad, un ejercicio conceptual que se suele poner a los estudiantes de primero dice así:

«¿Que ocurriría si una fuerza infinita se aplicase a un cuerpo inamovible?»

Luego volveremos con la frase con más detalle.

La enésima distorsión científica se llama cristales de tiempo.

No pasa una semana en los medios de comunicación sin que aparezca la enésima teoría que «romperá para siempre la física tal como la conocíamos» y «abrirá un nuevo mundo de energía infinita para la humanidad». Me recuerda a a aquellos estafadores que vendían agua milagrosa curativa por los pueblos. Ahora la mentira se ha sofisticado, y se usa la ciencia para hacer pseudociencia. Y, como era de esperar, los cristales de tiempo son la última víctima. El último ejemplo de agua milagrosa que lo cura todo.

Otro ejemplo de este tipo de inventos milagrosos que hemos visto es la fusión fría, muy popular en los ochenta y aún hoy, y el más reciente motor para viajar a las estrellas conocido como el EMDrive, otro invento milagroso que, como es natural, ha quedado en nada.

Aclarando conceptos.

Tengo que decir que me siento solo. En este apartado y perdido blog de ciencia, me siento solo contando las mentiras que los demás usan para sus negocios, para sus clickbaits, para sus trampas y sus mentiras. La verdad no es un buen negocio hoy en día, amigos y amigas lectores de este blog. Y la verdad nunca es perfecta. Por eso, recuerde: si le cuentan una verdad que es absolutamente perfecta, le están contando la más grande de las mentiras.

El cristal de tiempo es eso: un invento, una curiosidad más, que tiene una parte que puede ser real. Una parte de la historia podría ser cierta, como ocurre con el efecto Casimir. Pero, por favor, recuerde lo que le voy a decir a continuación, porque es la clave de todo esto:

Ni el EMDrive, ni el efecto Casimir, ni ahora el cristal de tiempo, permiten generar trabajo.

Repito una vez más: NO PERMITEN GENERAR TRABAJO.

«Trabajo» en física es el proceso por el que un sistema se modifica mediante la aplicación de una energía externa. Como el motor del coche, que genera trabajo quemando gasolina, o con las baterías eléctricas.

Imagínese usted que estos sistemas fuesen reales. Imagine que, sin necesidad de consumir energía, pudieran generar trabajo. Imagine que los cristales de tiempo, como se pretende, pudiesen generar trabajo espontáneamente, sin un consumo de energía. ¿Qué ocurriría?

Lo que ocurriría es obvio, e imposible: si una máquina puede genera trabajo de forma indefinida, podemos crear otra máquina que genere más trabajo. Podríamos crear infinitas máquinas sin necesidad de alimentarlas con ningún combustible, que generarían energía infinita.

Imagine una larga implantación de máquinas que funcionan generan trabajo, para por ejemplo mover miles, millones de generadores eléctricos. Este sistema no tendría fin. Siempre podríamos incluir nuevas máquinas para generar más energía, y nunca nos faltaría energía. ¿Que no tenemos suficiente? Podríamos implantar decenas, millones, miles de millones de estas máquinas, y generar cantidades de energía superiores a la del Sol, o de una galaxia.

La termodinámica es la clave.

Ahora viene a colación la frase del principio, la del estudiante de primero de física; y la respuesta es: dada una situación en la que una fuerza infinita se aplica a un cuerpo inamovible, una de los dos ha de ser falsa. Ambas no pueden serlo.

Dicho de otro modo: si existiese una fuerza infinita, no podría haber un objeto inamovible. Si existiese un objeto inamovible, no podría existir una fuerza infinita.

En este caso, parece que queremos tener una energía que es, en principio, infinita. Podríamos con ella hacer infinitas interacciones con infinitos objetos del universo, generando incluso fuerzas infinitas que produjesen infinitas interacciones con las partículas. De hecho, podríamos mover un objeto a la velocidad de la luz, porque se requiere infinita energía para mover un objeto con masa, precisamente lo que podríamos crear con energía infinita basada en los cristales de tiempo.

No todo es posible en el universo.

En física hay imponderables. No podemos generar energía. Ni destruirla. El principio de la conservación de la energía es una imposición de la naturaleza, que nos obliga a consumir esa energía para generar trabajo. En la Biblia ya lo inventaron con aquella frase que dice: «ganarás el pan con el sudor de tu frente». Es decir, hasta el campesino convertido en escritor que escribió esa frase hace seis mil años sabía que no podemos saltarnos los principios básicos, ni las leyes de la termodinámica que rigen todo cuanto existe. Obviamente ese campesino no sabía de física. Pero sabía que sobrevivir cuesta trabajo. Ya intuyó que una máquina milagrosa quedaba más allá de las posibilidades del ser humano. Y conste que no soy religioso, pero el ejemplo es correcto y directo.

Apuesto mi pequeña fortuna: cien euros.

Cien euros es mucho dinero para mucha gente, también para mí. Pero es mi presupuesto máximo para proponerles una apuesta: esta historia de los cristales de tiempo quedará, como todo lo demás, en una curiosidad científica interesante. Sin duda merece la pena investigarla. Sin duda podemos aprender mucho de la idea. Sin duda debemos explorar todas las posibilidades. Pero, como la fusión fría, el EMDrive, o el efecto Casimir, también con la energía de vacío, generar energía infinita es un imposible.

Pensar en un cohete impulsado por «cristales de tiempo» o un ordenador cuyos bits cuánticos se basen en cristales de tiempo es una falacia propia de la ciencia ficción.

El cristal puede existir; su posibilidad para generar energía infinita, no.

Y me reitero: no niego que puedan existir los cristales de tiempo, y no niego que su interés y estudio pueden dar nuevas ideas y nuevas posibilidades a la ciencia. Lo que niego es que se pretenda que eso vaya a generar una nueva forma de obtención de energía. Porque, si fuese así, todo el universo se llenaría de energía hasta el infinito. Y, como vemos que el universo no se llena de energía, sino que esta es siempre constante, podemos deducir que el principio de conservación de energía es real.

Ah, antes de irme, un pequeño detalle: Einstein, en su teoría de la relatividad, ya demostró esto. Demostró que no podemos jugar a inventar violaciones de la física. Sí, la relatividad no es una teoría cuántica, es cierto, es una teoría clásica, que no tiene en cuenta los efectos cuánticos.

Pero no lo necesita; la relatividad demuestra esta realidad a nivel macroscópico con increíble realismo. Recordemos la explicación que nos dio el IFT (Instituto de Física Teórica) en su momento, con la verdadera ecuación de Einstein. La verdadera, no esa popular que es e=mc2:

Básicamente, lo que nos cuenta este vídeo es que tenemos que conservar la energía, que no la masa, en cualquier proceso que genere trabajo. Y que existe un límite para la energía que podemos considerar para cualquier partícula con masa a la que se le aplique una energía determinada.

Clickbait, y titulares espectaculares: esa es la realidad de la ciencia actual.

Los iluminados que pretenden, una vez más, jugar a ser Dios van a tener que agachar la cabeza de nuevo. Es una pena que tengamos que perder el tiempo con estas falacias. Son propias de sociedades que han perdido el norte. Que han perdido la perspectiva de la realidad.

Pero, al fin y al cabo, ¿no son esos los primeros signos de una sociedad decadente, que ha perdido la esperanza de trabajar por una ciencia y un conocimiento real, para pasar al oscurantismo del populismo, la superficialidad, y la obtención de recursos rápidos vendiendo humo?

Las redes se llenan de pseudociencias y de milagros científicos. Cuando no queda esperanza, la mentira y la tergiversación son la única salida para quien ha perdido toda posibilidad de hacer ciencia real.

Addendum.

P.D.: en la trilogía de «La leyenda de Darwan» expongo un método alternativo para obtener una gran cantidad de energía. Es ciencia ficción, sí. Y es algo fuera de toda posibilidad actual, es cierto. Pero no viola los principios de la termodinámica. Nadie me ha hecho caso nunca. Nadie. Excepto hace un par de años. Un físico me dijo:

«Nunca nadie había hecho una propuesta así».

Bueno, pues vendo barata mi solución, si es que hay algún físico en la sala que se digna escuchar mi propuesta. Solo hay que ponerse a ello. Pero, ¿quién va a hacer caso, o simplemente escuchar cinco minutos, a un pobre desgraciado, autor de una novela que no conoce nadie y con ideas absurdas?

De eso se trata: de ideas absurdas, pero que respetan los principios científicos. Al parecer es más importante una teoría que viola todo principio de la ciencia que otra que la respeta, por absurda que sea. Pero no tengo título de física, soy un pobre y simple informático de tercera regional.

Y los informáticos, ya se sabe, somos el eslabón perdido entre el hombre y el mono.

Muchas gracias por su lectura.

Autor: Fenrir

Amateur writer, I like aviation, movies, beer, and a good talk about anything that concerns the human being. Current status: Deceased.

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