Hoy en el coche volvía a casa por la autopista escuchando unas piezas musicales, a unos volúmenes muy poco propios de una persona de mi edad. Pensaba en los grandes artistas musicales que nos dejaron mucho antes de lo que hubiese sido deseable.
Son muchos, demasiados.
Y son muchos los que se fueron por causas evitables. Evitables, pero derivadas de una vida dura, a veces terrible, llena de dolor y contradicciones, a pesar del aparente éxito y fama. Un éxito y una fama que para nada corresponden con una cantidad de felicidad y desarrollo personal consecuentes con esa fama alcanzada.