Ayer mantuve una acalorada discusión con un familiar sobre mi retirada de las redes sociales. Es normal, todavía existe alguien que se preocupa por que mi estado mental no termine por convertirme en un paranoico asesino esquizoide psicópata. Y eso que hace semanas que no salgo con el hacha para descuartizar a jóvenes despistados, que han ido de excursión a la montaña solitaria un fin de semana.
Pero hablando en serio, la cosa terminó en empate: yo no me conectaré más a las redes sociales, algo que me he prohibido (Facebook, Twitter, Instagram) excepto con las cuentas profesionales para el trabajo. A cambio, seguiré en Bloguers.net, porque, tras un intenso combate de cuchillos y sangre, convinimos que no es una red social al uso. Pero dejaré siempre, al final de cada entrada, un aviso:
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