Allá donde reina Hipnos (IV)

La primera parte puede leerse en este enlace.

Esta es la cuarta y penúltima parte de una nueva versión muy ampliada y modificada de un relato que estaba perdido por la red, en cierto blog de literatura muy popular. Luego entró en la colección de “Sandra: relatos perdidos“, como uno de los relatos realmente perdidos, porque se da la paradoja de que esos relatos son nuevos, excepto los dos primeros.

He pensado en rescatarlo aquí ahora, y ampliarlo en contenido y guion, para convertirlo en un relato propio completo, porque explica un aspecto crítico de Sandra durante gran parte de su existencia: su necesidad de esconderse de una sociedad que la persigue implacablemente por su condición.

Sandra tiene ochenta y cinco años durante los sucesos que aquí se narran. Su fisonomía y su físico son el de una joven de unos veinticuatro años. Mide un metro ochenta, de cabello largo y negro, ojos azules, y complexión atlética, y su aspecto no es para nada casual. Sus habilidades, además, se encuentran acordes con su aspecto. Ello le ha permitido vivir durante mucho tiempo situaciones tremendamente complejas. Aunque su futuro es la clave de su existencia, algo que ella quiere negar siempre. Debe, mientras tanto, esconderse constantemente. De todo, y de todos.

Sandra. Allá donde reina Hipnos.

La otra Florencia.

Sandra y Neisha llegaron a un barrio degradado al sur de Florencia, que antes había sido una zona de color y de vida. Ahora era una zona muerta, llena de edificios derruidos y ruinas. En uno de ellos Sandra había detectado el cuerpo, si es que había muerto, de Bruno.

El aerodeslizador aterrizó cerca de la zona, entrada ya la noche, y Sandra lo dejó en modo de control remoto. Luego ambas salieron de la aeronave, y Sandra elevó su dron hacia la zona objetivo.

—Estás llena de sorpresas —susurró Neisha.
—Ya te dije que el dron forma parte de mi equipo. Me ha sido muy útil estos años.
—Estoy segura.

El dron se acercó a la zona a una altura media. Registró el área. Luego volvió al brazo de Sandra, donde quedó oculto en su interior.

—Vamos, el cuerpo está todavía tendido en una camilla, en una casa deshabitada. Alguien lo mantiene con vida. —Neisha dudó.
—¿Seguro que la zona está?… cómo lo dicen en las películas de polis… Ah, sí. ¿Seguro que la zona está asegurada?
—No te preocupes por esas nimiedades, Neisha. Somos dos chicas valientes y atrevidas, que no temen a nada ni a nadie. —Neisha abrió los ojos con sorpresa mientras decía:
—¡Habla por ti, hermana! ¡Yo necesito pañales ahora mismo!

Ambas caminaron hasta un edificio abandonado. En una habitación, algunos muebles e instrumentos dejaban claro que era una zona de control improvisada de la GSA. El cuerpo de Bruno se encontraba en una camilla, boca arriba. Tenía conectada una sonda con suero. Un aparato de control regulaba sus funciones básicas. Una pantalla mostraba los signos vitales.

Sandra se acercó a Bruno. Varios hilos surgieron de sus dedos, y se conectaron al cráneo. Mientras tanto, examinó el cuerpo, y declaró:

—Está vivo. Está siendo mantenido vivo. Pero su cerebro está en estado de coma. Su actividad mental es casi nula. Su actividad neuronal es irreconocible para mí.
—¿Quién lo mantiene vivo?
—No lo sé. Es evidente que hay al menos algún personal sanitario por aquí. Y, sin duda, personal de la GSA. Lo vamos a averiguar enseguida.
—¿No has dicho que la zona estaba asegurada?
—Yo no he dicho eso. Tú has dicho que dicen eso en las películas de polis.
—Y en las de espías.
—¿Estás segura de que lo dicen en las películas de espías?
—Yo juraría que sí…

En unos instantes,un estruendo llenó el lugar. Varios soldados cayeron de todas partes con armas phaser, y rodearon a Sandra y a Neisha. Sandra ni se inmutó. Neisha casi sufre un infarto del miedo.

Pronto, una mujer de unos cuarenta años apareció caminando. Era de piel oscura, cabello caoba, de altura media y delgada, con ojos negros. Llevaba un vestido negro largo, y zapatos de medio tacón. Se acercó a Sandra.

—Por fin. La gran Sandra. Nos vemos en persona. Un sueño que llevo abrigando desde hace más de veinte años.
—Últimamente mi club de admiradores crece por todas partes. ¿Podéis dejar de llamarme «gran Sandra» por favor? —Rogó Sandra. Neisha preguntó:
—¿Quién es esta mujer? ¿Y esta gente?
—Estos son soldados de la división militar de la GSA. Y esta mujer es Yarina Tarasova. Una experta en ciberterrorismo. Y compañera de Bruno en la división de Ciberterrorismo de la GSA.
—Muy bien, Sandra —comentó Yarina sonriendo—. Veo que no hacen falta las presentaciones.
—No —confirmó Sandra—. Lo que hace falta es que se resuelva el misterio.
—¿Qué misterio? —Preguntó Neisha dubitativa. Sandra se volvió a ella.
—¿No lo sabes? Esta agente de la GSA está aquí esperando la respuesta a una pregunta. Una respuesta que yo no tengo. Y una respuesta que ellos tampoco tienen.
—¿Y qué pregunta es esa?
—La pregunta es evidente, y la tenemos delante. ¿Qué le pasa a Bruno? Es evidente que está en algún estado de coma inducido. Es evidente que esa situación le ha devenido durante su actividad en la World Dreamer Web. Y es evidente que Yarina y sus superiores saben tan poco de todo esto como nosotras. Y esperan que tengamos respuestas. Porque están desesperados por saber qué le ocurre a Bruno.

Durante unos segundos se produjo un silencio. Luego Yarina ordenó a sus hombres que dejaran de apuntar a Sandra y a Neisha. Tras ello, Yarina dijo:

—Siempre ha sido sorprendente tu capacidad de deducción, Sandra. Ese es uno de los motivos por el que queremos abrirte, seccionarte, y analizarte a fondo, antes de destruirte.
—Lo sé. Pero no podéis. Porque no sabéis lo que le ocurre a Bruno. Y yo puedo ser de ayuda. Por eso has ordenado que bajen las armas. Y por eso yo no voy a actuar. Porque ambas partes nos necesitamos.

Neisha se asombró ante lo que oía. Luego preguntó:

—¡Sandra! ¿Estás loca? ¡Esta gente es la GSA! ¡Quieren despedazarte! ¡Y a mí no sé qué me harán, pero, por supuesto, no me pondrán un piso de soltera en Florencia!
—Es cierto —confirmó Sandra dirigiéndose a Neisha—. Pero, por mucho que quieran destruirme, les preocupa mucho más lo que está ocurriendo con Bruno. Si este cuadro de coma se extendiese por toda la World Dreamer Web, millones de seres humanos podrían caer en un coma inexplicable. Y millones de esas personas podrían morir. Por mucho que la GSA quiera acabar conmigo, saben que mis capacidades únicas con la WDW pueden ser de gran ayuda.

—Casi perfecto —declaró Yarina—. Por eso vamos a establecer una tregua, tú y yo. Ambas podemos obtener una ventaja si colaboramos, hasta que este asunto acabe. En cuanto a tu teoría, está bastante bien planteada. Solo hay un dato que te falta por conocer. Uno muy importante.

Yarina se dirigió a los soldados, que esperaban órdenes.

—¡Vosotros, podéis retiraros! ¡Id abajo, y vigilad el perímetro!

Los soldados bajo las órdenes de Yarina salieron de la habitación. Sandra comentó:

—Míralos, cómo corren. Dan bastante pena. —Yarina ignoró el comentario.

—Verás, Sandra. El caso es que, aunque pueda parecer extraño, sí sabemos qué le ha ocurrido a Bruno. Lo que no sabemos es cómo resolver su estado, para que deje el coma.
—Vaya, eso es una novedad importante —afirmó Sandra sorprendida—. ¿Y qué es todo esto? ¿Qué le ocurre a Bruno?

Yarina se mantuvo en silencio unos instantes. Sacó un cigarrillo, y lo encendió. Ofreció otro a Neisha, que aceptó de inmediato. Yarina le ayudó a encenderlo. Luego, tras un par de caladas al cigarrillo, Yarina, dirigiéndose a Sandra, le dijo:

—Es curioso: tras tantos años persiguiéndote, podría acabar contigo ahora mismo. A pesar de que, efectivamente, tu ayuda puede ser muy útil en esta operación.
—Ya hablaremos de amenazas luego. Ahora céntrate en lo que nos ha traído aquí.
—Muy bien. Verás, Sandra. Llevamos tiempo detrás de un grupo de ciberdelincuentes muy peligrosos. Y disponen de un arma mental.
—¿Un arma mental? —Sandra se extrañó ante tal definición.
—Sí. Es un arma cuántica computacional, pero actúa sobre el cerebro biológico humano. Es decir: el arma en sí es computacional. Su efecto, sin embargo, es biológico.
—Entiendo. Un arma mixta. Sorprendente. ¿Y cómo actúa?
—Se trata de un software de control mental. Viaja a través de la red de la World Dreamer Web en forma de datos difusos, totalmente irreconocibles del resto. Luego, se dirige a su víctima. Se carga en el cerebro, y cambia la información recibida por la WDW por otra. Esta otra información es un software que, literalmente, codifica la información de los engramas de memoria de un individuo. Para ello usa un algoritmo fractal cuántico de alto nivel.

Sandra.

Sandra abrió los ojos con fuerza. Era difícil sorprenderla. Pero Yarina lo había conseguido.

—¿Me estás hablando… de un software que modifica los recuerdos y pensamientos de un ser humano, y los almacena codificados con una clave? ¿Es exactamente eso?
—Es eso —confirmó Yarina—. Exactamente eso.

Sandra se quedó quieta unos instantes. Neisha le preguntó:

—¿Qué significa eso, Sandra? —Sandra miró a Neisha, y contestó:

—¡Ahora lo entiendo! ¡La «R»! ¡La «R» de MindR! —Neisha asintió nerviosa, sin entender a qué se refería.
—¡Sí, sí! ¡La «R»! ¿Qué pasa con esa «R»?
—¡Ramsomware! ¡Se trata de un software para el secuestro de datos, pero no de un sistema informático convencional o cuántico, sino de un cerebro humano!
—Veo que lo vas captando —aseguró Yarina. Sandra continuó:
—¡Esto es… increíble! Ahora entiendo el actual modelo neuronal de Bruno. Se transmite como datos indetectables. Al llegar al cerebro, en lugar de transmitir imágenes de la World Dreamer Web, genera un patrón de encapsulamiento de la mente, hasta que esta queda totalmente bloqueada, excepto por los procesos de más bajo nivel, como la respiración, el corazón, todos los procesos primarios fundamentales para la vida. El resultado parece un coma profundo, pero no lo es. ¡Es un secuestro de los recuerdos y pensamientos de un ser humano!

Yarina extrajo un pequeño proyector. El cerebro de Bruno apareció en un formato 3D en el aire, con zonas verdes, amarillas, y rojas.

—Esta imagen muestra la actividad neuronal de Bruno en tiempo real. Las zonas verdes son las no comprometidas: funciones básicas del organismo, imprescindibles para la vida como bien dices. Las zonas amarillas son la actividad neuronal básica que incluye el sueño. Bruno es consciente en su propio sueño de una realidad paralela, totalmente distorsionada, pero activa. La zona roja son las zonas comprometidas, cuyos engramas de memoria han sido codificados y bloqueados, con una clave cuántica de dos millones de qubits de longitud.
—Es decir, dentro del sueño, es consciente de su existencia —aclaró Sandra.
—Exacto. Pero está atrapado. Y vivirá así mientras el cuerpo sea mantenido con vida, como lo es una persona con un coma profundo. Pero, para poder liberar su mente, debe obtenerse la clave que codificó sus engramas de memoria. Ahora vamos a salir de aquí, y vas a contestar a algunas preguntas. Y tú también, Neisha.
—Me lo imaginaba —aseguró Neisha con un suspiro.

Cazador cazado.

Las tres salieron del edificio. Y entonces, lo que vio Yarina, la dejó muda. Sus hombres estaban todos contra una pared, de rodillas, desarmados, y con las manos en la nuca. Un grupo de hombres y mujeres los controlaban con armas phaser, mientras uno de ellos registraba a algunos soldados de Yarina.

El que parecía el responsable del grupo se acercó a Sandra, con el arma apoyada en el hombro, y dijo:

—Sandra, tendrías que avisarme con más tiempo para estas cosas. Sabes que estoy ocupado siempre. —Sandra asintió.
—Lo sé. Y te lo agradezco, Peter. Pero era importante, de verdad.
—Bueno, eres mi androide favorita, y cuando controle el universo serás mi segunda al mando de la galaxia.
—Claro, Peter, claro. —Neisha miró con cara extrañada a Sandra. Esta, dirigiéndose a Yanira, le dijo:
—Es un buen amigo. Androide, claro. Todos son androides, seguidores de algún tipo de grupo mesiánico, en el que creen que soy la salvadora del mundo, y tonterías así. Pero son amigos, y son leales. Les pedí ayuda, porque me esperaba algo como lo que ha ocurrido. Por eso, y porque sabía que la GSA nos necesita, nuestras vidas no corrían peligro. Por eso no tomé precauciones; ya las había tomado antes. Mis compañeros estaban listos fuera. incluido Peter. Peter en concreto es un modelo QCS-35, un buen amigo, aunque tiene algún problema con el módulo de ética, debido a algo que le sucedió en el pasado.

Luego Sandra le repitió sus propias palabras:

—Sois demasiado predecibles, Yanira. Y, tal como me has dicho antes, yo también podría acabar contigo ahora mismo. A pesar de que, efectivamente, tu ayuda puede ser útil en esta operación. —Yarina sonrió.
—Así que esos androides estaban aquí, todo el tiempo. Controlé la presencia humana. No pensé en androides.
—Exacto. Nos despreciáis hasta el punto de ignorarnos. Y hoy has visto lo que ocurre cuando eso sucede. Ellos ahora están preparados para actuar a la más mínima provocación. Actuáis con unas tácticas infantiles, propias de organizaciones enormes, lentas y predecibles.
—No volveré a subestimarte —aseguró Yarina.
—No tendrás esa oportunidad —aseguró a su vez Sandra.
—¿Vas a matarme?
—No ahora. Sí cuando todo esto acabe. De momento, tenemos que aclarar algo.
—¿El qué? —Sandra miró fijamente a Yanira antes de contestar.
—Este sistema, este Ransomware llamado MindR para bloquear mentes humanas, es algo tremendamente peligroso. Si se extiende algo así, y piden rescate por millonarios, políticos, jueces, artistas, sería un caos planetario.
—Estoy de acuerdo.
—Eso me gusta. Lo que también define a este sistema MindR es una palabra: «sofisticación». Este software está en control de un grupo de criminales. Pero es un software tremendamente complejo, muy sofisticado.
—Así es.
—Pero ningún grupo criminal actual es capaz de crear algo así. ¿Estás de acuerdo? —Yanira no respondió.
—Tomaré tu silencio como un sí a mi pregunta. Por lo tanto, si no lo ha creado ese grupo mafioso, ¿quién lo ha creado?

Se hizo un silencio, tras el cual fue Neisha quien contestó:

—¡La GSA! —Exclamó. Ambas la miraron sorprendidas. Sandra dijo:
—Muy bien, Neisha. Tu sospecha es correcta. Encaja perfectamente con la mentalidad y estilo de la GSA. Armas para controlar al ser humano. ¿Y qué mejor arma que controlar su mente? Lo que ocurre es que han perdido el control del arma. Alguien se la ha entregado a ese grupo mafioso, o el grupo directamente la ha robado.
—¡Phil! —Volvió a exclamar Neisha.
—Es posible —comentó Sandra—. Podría ser que Phil les entregase el arma mental a ese grupo, pero con alguna restricción. Quizás solo pueden bloquear una mente, o unas pocas. O quizás le puso alguna limitación de algún tipo. Y ahora la GSA le persigue por haber entregado el arma, y el grupo mafioso, por haber entregado un arma defectuosa.
—Muy imaginativo —aseguró Yanira.
—Y muy cercano a la verdad. Si no es toda la verdad. Phil era un operativo de la GSA, ¿no es así? Alguien que se vendió a alguna mafia, sin comprender lo que estaba haciendo. —Yanira asintió, y contestó:
—Está bien. Te diré la verdad: Phil no pertenecía a la GSA. Pero jugaba a los espías, colaborando con la GSA por un precio. Queríamos hacer una prueba real del software MindR en un ser humano real. Y Phil fue asignado a la misión de buscar a un alto jefe de una mafia, al que le aplicaría el software MindR. El imbécil de Phil creyó que podría obtener una fortuna vendiéndoles el software a esa misma mafia. Pero lo que no sabía, ni podía saber, es que le dimos una versión recortada del software. Esa versión recortada del software MindR se desactiva cuando se usa la primera vez. —Neisha intervino entonces:
—Por lo tanto, no hay peligro. Se ha usado finalmente con Bruno, pero el software está desactivado.
—Sí, de momento —contestó Yanira—. Pero es muy probable que expertos de alguna de esas mafias, hackers de alto nivel, estén descompilando y analizando el software, para evitar esa limitación, y con ello crear una versión totalmente operativa.

Neisha se acercó a Yanira y le recriminó:

—Habláis mucho de protección y de cuidar de la población. Y luego fabricáis estas monstruosidades, como este proyecto MindR, para controlar personas y mentes. Sandra tendría que abrirte la cabeza ahora mismo. ¡Si no lo hago yo! —Neisha zarandeó a Yanira, mientras Sandra intervino separando a Neisha y le advertía:
—Déjala, Neisha, por favor. Se está conteniendo. Es una agente perfectamente entrenada en el combate cuerpo a cuerpo. Podría romperte seis huesos y matarte en un instante.
—¡Estos cerdos ya han roto mi vida con esta historia de Phil y de esa basura de proyecto! —le recriminó Neisha.
—Sí, pero yo te he garantizado un futuro. Y lo tendrás.

Neisha comenzó a llorar. Yanira se acercó a ella, y le dio un pañuelo de papel diciendo:

—Independientemente de todo lo demás, la GSA no te hará daño. No somos esos monstruos crueles que muchos creen, al menos yo no voy a permitir que se te haga daño. La GSA te dará una casa, un trabajo, una nueva identidad, y un futuro. Y tienes mi amistad garantizada. —Neisha se secó los ojos con el pañuelo, miró a Yanira, y respondió:
—¡Métete tu oferta y tu amistad donde te quepan! Confiaré en Sandra. Y solo en Sandra. —Esta intervino diciendo:
—Eso es muy inteligente de tu parte, Neisha. Pero ahora tenemos trabajo.

Sandra se dirigió a Yanira y le ordenó:

—Lo primero que vas a hacer es ordenar a tus hombres que se vayan. Diles que dejen la zona de inmediato. Mis androides se irán entonces. Hemos hablado de colaborar, ¿es correcto?
—Es correcto —confirmó Yanira.
—Bien. Entonces vamos a despejar la zona.

Yanira ordenó a sus soldados que recogiesen las armas y se fuesen. Sandra hizo lo mismo con sus androides. Una vez solas las tres, Sandra volvió a dirigirse a Yanira.

—Tal como lo veo, la única forma de poder encontrar una salida a esta situación es que me deis acceso completo al software del proyecto MindR. A la versión incompleta, y a la completa. Lo estudiaré, y buscaré una salida para Bruno.
—Eso es muy peligroso. Y no sé si mis superiores lo permitirán.
—Lo peligroso es no seguir mis instrucciones. Y tus superiores están de acuerdo, o no estaríamos aquí, negociando, sino intentando matarnos la una a la otra. El proyecto MindR es un monstruo, como bien lo ha definido Neisha. Hay que destruir esa cosa, encontrando una contrapartida, un antivirus si quieres llamarlo así. Un método que impida que MindR sea operativo. Algo que permita que la WDW esté inmunizada contra el proyecto MindR. Solo entonces podremos declarar que hemos superado el peligro. Y solo entonces podremos seguir con el juego del gato y el ratón tú y yo.

Yanira asintió levemente.

—De acuerdo. Haremos lo que dices. Ahora entiendo por qué nos advierten siempre que no te subestimemos. Te daremos acceso al proyecto MindR.
—Perfecto. En cuanto a Bruno, alguien tendrá que entrar en su mente, dentro de esa World Dreamer Web en la que vive. Porque será necesaria su colaboración, me temo. Tiene que ser un ser humano. Y tiene que ser alguien que inspire confianza a Bruno. Alguien en quien podamos confiar, y en quien Bruno confiaría.

La madriguera de Neisha.

Sandra y Yanira se volvieron, y miraron a Neisha. Esta, con cara de horror, exclamó:

—¡Ni por un instante! ¡No contéis conmigo para entrar en esa pesadilla de Bruno! ¡Olvidaos de mí, las dos!
—Es necesario —informó Sandra—. Estuviste con Bruno. Y podemos confiar en ti. Sabemos que harás lo que te digamos. Y sabemos que Bruno no temerá nada si te ve. Eres la persona idónea, Neisha.
—¡Te he dicho que no!
—Me dijiste en el refugio que querías venir conmigo. Que no te dejara sola. Que confiara en ti. Luego convinimos en que una parte de ti se siente identificada con todo esto. Tienes espíritu de aventurera.
—¡Mi mayor aventura en mi vida la viví en una montaña rusa!
—Pues esta es otra montaña rusa, pero un poco mayor.
—¿Por qué me haces esto, Sandra?
—Porque, en el fondo, quieres hacerlo. Y quieres ayudarnos a salir de este lío, para que pueda ayudarte.
—Me estáis volviendo loca. ¡Las dos!
—Venga. Tranquilízate. Vamos al refugio. Allá accederemos a la mente de Bruno, una vez haya estudiado ese software del proyecto MindR. Veremos cómo funciona con un caso real, y eso me dará la oportunidad de construir una defensa, para proteger a la población de algo tan monstruoso como es el secuestro de sus mentes. Serás una heroína, pero de verdad.
—Estás de broma, ¿verdad, Sandra? —Sandra sonrió.
—Un poco solamente. Vamos, vete al aerodeslizador. Yo voy a despedirme de nuestra amiga.

Neisha marchó, y Sandra se dirigió a Yanira.

—Lo hará bien. Es más valiente de lo que cree.
—Mi oferta de ayudarla es sincera —aseguró Yanira.
—No esperes que lo crea ni por un instante. Lo que sí espero es que cumplas con tu parte.
—Y yo con la tuya.
—La humanidad está en peligro con el proyecto MindR que habéis construido. La amenaza sois vosotros, la GSA, no yo. Pero es algo que no podéis comprender. Dame acceso al proyecto, e intentaré arreglar esta locura que habéis provocado. Y queda otra cosa.
—¿Qué es?
—Phil. No me has dicho toda la verdad sobre él, ¿es así?
—Es así. Pero ya hablaremos de eso.
—Claro. Ya hablaremos.

Sandra no dijo nada más. Se dirigió al aerodeslizador, y despegó. Yanira observó cómo se alejaba la aeronave.

Y, en su interior, y por un momento, sintió admiración por Sandra. Un sentimiento que quiso eliminar de su mente.

Casi pudo conseguirlo. Casi.




Autor: Fenrir

Amateur writer, I like aviation, movies, beer, and a good talk about anything that concerns the human being. Current status: Deceased.

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