La frase de la semana nos la trae Carl Sagan:
«El estudio del universo es un viaje para autodescubrirnos».
Debemos observar esta frase en todas sus dimensiones, nunca mejor dicho. Estudiar el universo, su naturaleza, su origen, su estructura, su destino, es un viaje de autodescubrimiento. Cuanto más conocemos del universo, más aprendemos sobre nosotros mismos. La razón es, por supuesto, muy sencilla: nosotros somos parte del universo. Cuanto más conocemos sobre todo lo que nos rodea, más conocemos de nuestra propia existencia y naturaleza.
El ser humano ha tratado de explicar el universo en libros escritos hace siglos o milenios, que explicaban mediante mitos y leyendas la naturaleza humana. Estos libros son rígidos, inamovibles, y leerlos no nos brinda los secretos del cosmos. Al contrario, nos inducen a creer ideas que ya sabemos son obsoletas desde hace décadas. Y lo sabemos gracias al avance de la ciencia.
Nadie niega la fe de un ser humano. Pero todos debemos entender que la fe no nos va a permitir conocer la naturaleza del universo. Debemos por tanto concluir que deberemos escribir otros libros, que nos enseñen los secretos del cosmos. Y de ahí la frase:
«El libro de la fe se escribió una vez y para siempre. El libro de la ciencia se reescribe cada día».

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