La estrella de Kítezh (XI)

Décima parte en este enlace.
Primera parte en este enlace.

Undécima y última parte (más un epílogo posterior) de este relato sobre el origen de la disputa entre Sandra y Robert que ellos mismos discuten en “Las entrañas de Nidavellir”.

Víctor y Olga han sido llevados a dos prisiones muy distintas, con acusaciones muy distintas. Sandra ha decidido que debe dar prioridad a su rescate, mientras Robert ha decidido que es imposible discutir con Sandra cuando se le mete una idea en la cabeza…

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Mis sinceras disculpas ante el futuro que llega

Se sorprenderán del título que contiene esta nueva entrada, y la explicación viene a continuación. Está relacionada con la entrada anterior «Second Avatar, la nueva revolución de Google», y es que se trataba de una pequeña broma por el día de los Santos Inocentes.

La idea de «Second Avatar» no es de Google sino mía, y Google no ha ideado, todavía, ningún sistema de inteligencia artificial que nos sustituya. El periódico donde aparece la noticia es una manipulación que he preparado, también el logo, y el texto del Whatsapp es de nuevo una manipulación.

Todo ello con la sola idea de hacer una pequeña broma, y espero y deseo con toda sinceridad que no les haya molestado. Al fin y al cabo, el futuro se muestra realmente complejo en cuanto a los sistemas de inteligencia artificial se refiere. Porque, ¿sería posible algo como «Second Avatar»?

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Second Avatar, la nueva revolución de Google

Google lo sabe casi todo de nosotros. Y lo que no sabe lo conocerá dentro de poco tiempo. Nuestros gustos, nuestros sueños, nuestras emociones, todo está integrado en sus sistemas, gracias a la interacción constante que hacemos con sus servicios. Eso incluye las búsquedas, nuestra interacción con otros servicios, incluso el movimiento del ratón da información de qué queremos y cómo lo queremos.

Nada se le escapa a Google, y sus algoritmos de inteligencia artificial son cada vez más sofisticados, para ofrecernos todo ese mundo de oportunidades que ni siquiera nosotros sabemos que necesitamos y anhelamos.

Pero Google es una empresa ambiciosa, y lo ha demostrado muchas veces. Siempre va un paso por delante de los demás, a veces dos pasos. Y ahora nos lo demuestra con su nuevo producto: Second Avatar.

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Los periódicos ya se hacen eco de Second Avatar, el nuevo hito de la IA.

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Técnicas para engañar y manipular una IA

Estamos en la era de la Inteligencia Artificial (IA). O eso nos dicen los publicistas, en un engaño de enormes proporciones, donde este argumento de la IA se usa para vendernos cualquier producto, vestido con el impactante argumento: «incorpora IA». Todo lleva «IA». Me extraña que no haya salido ropa interior con IA todavía. Aunque probablemente haya algo ya preparándose en el mercado, no me extrañaría.

Antes de nada, dejemos algo muy claro: la IA no existe. Lo comenté hace poco sobre esa noticia relacionada con una androide llamada Sophia. Esa tal Sophia no tiene nada de inteligente, y es solo un sistema de reconocimiento de voz sin más.

Lo que se llama IA es un conjunto de algoritmos sofisticados y complejos que resuelven problemas diversos, pero siempre concretos y cuantificables. No le pida a la IA que razone sobre filosofía o sobre el ser humano, y no espere que estos sistemas de voz como Alexa, Siri y otros tengan respuestas a sus preguntas. Son simples programas informáticos primitivos si se compara con la lógica interna de una sola célula del ser humano. Pero vamos al tema: ¿cómo engañar a una IA? Les cuento un caso reciente.

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Una IA es muy fácil de engañar, solo requiere de algo de destreza y habilidad

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Androides: y el Verbo se hizo acero

Hoy traigo a este pequeño blog un ejemplo más de cómo el ser humano busca respuestas donde nunca la encontrará. Busca respuestas en los posos del café, en las entrañas de las aves, en la líneas de las manos, en las cartas del tarot. Respuestas que nunca llegan, o llegan cuando es demasiado tarde. Ahora, el ser humano busca crear una nueva entidad que responda a sus preguntas más básicas: ¿quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Existe Dios? ¿Qué es la vida? ¿Existe vida tras la vida?

En ese sentido, ahora esas respuestas queremos que lleguen de esa entidad nueva que hemos creado, llamada Inteligencia Artificial, y que es, desde cualquier punto de vista, un ejemplo claro de nuestras limitaciones. Dios era Luz, y, visto que no han llegado las respuestas, buscamos nuevas respuestas en la nueva consciencia creada por nosotros mismos. Como si pudiéramos crear la entidad definitiva que responda a esas preguntas que nunca hemos podido contestar. Hablaré aquí de ello, y pondré un ejemplo claro y directo.

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Si no hemos podido alcanzar a Dios con la fe, quizás podamos alcanzarlo a través de la IA, y con una nueva conciencia artificial, más pura y libre de los pecados del ser humano

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Imposibles ficticios. Hoy: psicósis cuántica

Tenía muchas dudas, en este nuevo capítulo de «Imposibles ficticios», sobre si abordar o no las problemáticas que aparecen en «2001: una odisea del espacio». Recordemos que esta sección dentro del blog se dedica a analizar obras de ciencia ficción, y a desarrollar y analizar aquellos elementos que, por un motivo u otro, no son factibles de ser reales o posibles en un futuro a medio y largo plazo. Aspectos que quizás puedan ser reales un día, pero con una probabilidad muy baja.

«2001» es, por definición, una obra maestra, o al menos eso le parece a muchos, y a mí también. Claro que no es una película para todo el mundo, eso es evidente, y conozco gente que la aborrece, lo cual es perfectamente comprensible, dada su especial naturaleza.














El famoso ojo de HAL 9000

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IA: cuando la toma de decisiones no es humana

Sigue la obsesión de los medios de comunicación, y de muchas empresas, por todo lo relacionado con la mal llamada Inteligencia artificial (IA), que es artificial, pero no es inteligente, como ya expliqué en su momento. Pero el nombre suena a ciencia ficción, suena a futuro, y vende. Y ahora si algo no lleva la coletilla “inteligencia artificial” no es moderno. Estoy esperando el árbol de navidad con inteligencia artificial, que cambia el villancico según el estado de humor del dueño…

Muchas páginas web, y la publicidad, hablan de la IA como si fuese real. Como si una máquina pudiese pensar por sí misma, y más importante, como si una máquina pudiese tomar decisiones por sí misma.

Pero no solo hablan de decisiones lógicas, sino también se le otorga a la IA la posibilidad de tomar decisiones morales y éticas. Algo absurdo desde el primer instante, porque una máquina no tiene moral, ni tiene ética. Una IA no es más que unas cuantas líneas de código, imbuidas en un procesador y una placa base con algo de memoria y un soporte físico.

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¿Dejará su vida en manos de una «IA»? Yo ya se lo digo: ni en un millón de años

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Boston Dynamics y la llegada de Terminator

El antropomorfismo es el hábito del ser humano de dotar de capacidades humanas, sean físicas o psicológicas, a entidades que no son humanas, y que disponen de sus propias pautas de comportamiento y desarrollo. El ejemplo más habitual se da con las mascotas. Por ejemplo, la tendencia de los veganos a dar solo vegetales a los animales es algo que se podría considerar maltrato animal, ya que los perros, y los gatos, son carnívoros, y pretender que sean veganos es como pretender que un tigre haga amistad con una cebra y se vayan de fin de semana al campo.

La naturaleza es como es, pero el ser humano pretende cambiarla y adaptarla a sus creencias, y además dice que eso es estar en comunión con la naturaleza. Eso es evidentemente falso. La naturaleza es brutal y no contempla ningún tipo de moral humana, y convertir a los animales en meras réplicas del comportamiento humano es una muestra de las muchas limitaciones de la moral y el comportamiento humanos, que se considera un ser avanzado, cuando no es más que un conjunto de reglas morales y éticas que cambian con los años y los siglos, y que nada tienen que ver con el universo y su naturaleza.

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La relatividad de la realidad y manipulación de la información

Esta semana leía la noticia de que no estar casado aumenta en un 55% el riesgo de morir por un ictus, según un estudio científico. Claro que también podríamos decir que estar casado aumenta en un 200% el riesgo de morir de un ataque de nervios o de ansiedad. Eso parece que no lo han tenido en cuenta en el estudio científico.

Otra afirmación dice, en tono jocoso, que el año pasado murieron en España dos mil personas realizando actividades deportivas, y ochenta en la barra del bar. Es evidente qué actividad es la más peligrosa.

Recordemos también que, según un estudio científico reciente, todos los artículos que empiezan con la frase “según un estudio científico reciente” tienden a ser creídos con mayor probabilidad por el lector.

“Según un estudio científico reciente, los hombres que miden más de un metro ochenta tienden a ser más altos que los que miden un metro setenta”.

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Las Tres Leyes no funcionan, y nunca lo harán

He hablado recientemente de la falacia de la robótica, y de la inteligencia artificial, como argumentos que se pretende usar para un futuro de máquinas inteligentes y autosuficientes, capaces de tomar decisiones, y, por lo tanto, moralmente responsables de sus actos. Un argumento que, como ya expliqué en esos dos textos, carece de valor.

Pero sigo encontrándome textos fantásticos y llenos de argumentos, explicando las presuntas responsabilidades que los robots tendrán cuando sean autónomos. Que, de hecho, ya lo son, en muchos sentidos, no en el principal: el de disponer de conciencia, y de una moral y ética que les permita poder responsabilizarse de sus propios actos.

Mientras ese momento no llegue, tendremos que entender que los robots, por muy sofisticados que sean, seguirán siendo máquinas, instrumentos, y responsabilidad de la humanidad.

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Isaac Asimov, creador de las Tres Leyes de la Robótica

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