De vez en cuando aparecen titulares falsos en periódicos importantes, que dicen que un asteroide va a estrellarse contra la Tierra. Luego, cuando se entra al detalle, se dice que, si ocurre, será dentro de cien años con una probabilidad entre cien mil. Y, en realidad, teniendo en cuenta un rango de cien años, o de doscientos, tampoco ese cálculo puede darse como real, debido a las inherentes deficiencias de la mecánica celeste y del problema de los tres cuerpos.
Pero eso no significa que no pueda ocurrir, incluso en un mes. Podría detectarse un asteroide nuevo directo hacia la Tierra, capaz de destruir una ciudad, o un continente, o el planeta entero. Ha ocurrido en el pasado. Y la pregunta no es si volverá a ocurrir, sino cuándo volverá a ocurrir.
Por eso hay que poblar Marte. Es un planeta bastante más pequeño que la Tierra, con recursos naturales abundantes. Su superficie corresponde a la superficie seca de la Tierra. Sin embargo, llegar hasta allá supone retos muy diversos. Recientemente se ha comprobado que uno de los problemas más graves a los que se enfrentarán los astronautas está en las relaciones personales.
En experimentos de aislamiento simulando el viaje, los astronautas perdían el control, debido a roces y conflictos. Es normal, somos seres humanos, y las relaciones son ya difíciles en circunstancias normales, podemos imaginarnos lo que puede ser un viaje de unos tres años y medio metidos en unas zonas extremadamente pequeñas. Para volverse locos.

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