A veces los sueños de la razón producen monstruos

SpaceX ha conseguido un hito importante: reutilizar la primera etapa de un cohete, en un segundo lanzamiento. El mérito consiste en que esa primera etapa, una vez ha terminado su tarea de impulsar la carga útil al espacio, vuelve a la Tierra, y se posa en el suelo suavemente. Así, se puede recuperar, y volver a usar. Eso naturalmente quiere decir que se está ahorrando mucho dinero al poder reutilizar el material.

Esta técnica es muy meritoria, aunque, no lo olvidemos, no es perfecta, y se han perdido algunos cohetes, que no se han posado correctamente. Pero las técnicas y los procedimientos mejoran, y cada vez son más eficientes y seguros. Sin duda, un gran éxito de ingeniería de SpaceX.

¿Qué tiene esto que ver con los planes de SpaceX de ir a Marte? Al parecer, mucho. Gwynne Shotwell, presidenta de SpaceX (Elon Musk es el dueño de la compañía) ha dicho que ya se puede ir pensando en comprar los billetes para ir a Marte en el año 2024. Y, probablemente, no volver nunca a la Tierra.

SpaceX sigue insistiendo en su idea del viaje a Marte a través de estos logros, que son innegables. Pero insiste en dos ideas. Primero: no se garantiza el regreso (el proyecto no tiene en cuenta el combustible para la vuelta). Segundo, confían en que los tripulantes estén dispuestos a morir por el proyecto (según palabras del propio Elon Musk).

SpaceX es el ejemplo casi perfecto de personalidades que, con esfuerzo y sacrificio y mucho trabajo, han logrado grandes éxitos, pero que quedan embelesados y maravillados por sus logros, soñando con nuevos éxitos que están muy, muy lejos de convertirse en realidad. La NASA tiene un proyecto serio para ir a Marte: Orión. SpaceX tiene un vídeo y muchas ideas que no se sostienen por ningún lado.

Es evidente que, como exploradores, queremos éxito para SpaceX, y que diseñe un sistema real para el viaje a Marte. Pero las palabras grandilocuentes y las ofertas de billetes a Marte de solo ida no son una buena idea. Sí son una señal de emergencia de que alguien no está planificando bien las cosas en SpaceX.

Esto se suma a la idea de llevar dos turistas a la Luna en 2018, el año que viene, y sin tripulantes en la cápsula. Otro sueño que solo tiene la capacidad de llenar páginas de periódicos, y de asombrar a sus acólitos, que ven a SpaceX como una obra mística donde Elon Musk libera a la humanidad de sus cadenas. Y estos salvadores de mundos siempre me han preocupado, porque indefectiblemente terminan creyéndose su papel.

Claro que puedo estar completamente equivocado, y SpaceX va a cumplir el llevar a turistas en 2018, y a 100 personas a Marte en 2024, en un viaje de solo idea. Y que esa gente viva en Marte feliz y contenta el resto de sus días. Pero, incluso si es así, yo prefiero esperar al billete de vuelta. Ese sí lo compro. Seguro.

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Por qué tenemos que viajar a Marte

Me acaban de confirmar que el sábado 25 de marzo a las 18:00 horas hablaré de Marte en la Escuela de Ingeniería Aeronáutica de Madrid, dentro del evento «Madrid Airsim Meeting«. Animo a todos los amantes de la aeronáutica y la astronáutica a ir a esta jornada de puertas abiertas y entrada gratuita, con multitud de actividades y charlas para todas las edades, incluidas actividades infantiles.

Pero ¿por qué hablar de Marte? Porque tenemos que ir allá lo antes posible. ¿Y por qué? Veámoslo.

Vamos a imaginar que tenemos 7.000 millones de euros. Es mucho dinero, incluso para mí. Bien, ahora vamos a imaginar que tenemos que jugar a la ruleta. Debemos apostar el dinero como queramos. De acuerdo. ¿Jugamos los 7.000 millones a un número?

No parece lo más sensato. Si ganamos, desde luego vamos a disponer de una fortuna aún muy superior. Pero ¿y si perdemos? Lo perderemos todo. Absolutamente todo. ¿No sería mejor apostar a dos números? ¿O a tres? ¿Qué tal los 37?

Esto es lo que sucede con la humanidad. Estamos apostando todas las vidas de los 7.000 millones de seres humanos a un número: La Tierra. Si la Tierra cae, cae la humanidad al completo. Llevar seres humanos a Marte aleja ese peligro. Si la Tierra sufre un colapso, la humanidad podría seguir en Marte. Solo por ese motivo se hace evidente que es muy importante que la humanidad se establezca en Marte. Pero hay multitud de otros aspectos positivos del viaje.

De todo eso se hablará en la charla. Agradecer a la Escuela de Ingeniería que por sexto año consecutivo confíen en mí para hablar de ciencia y tecnología. Con lo que me gusta hablar estoy encantado de acudir. Os esperamos en el Madrid Airsim Meeting.

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Virgin Galactic, otra forma de explorar el espacio

Recientemente he preparado varias entradas críticas sobre Elon Musk y su visión del futuro en el espacio. La última, relacionada con su idea de llevar a dos turistas a la Luna en 2018, es decir el año que viene. Algún lector podría pensar que tengo una visión negativa de las cosas. Puede ser, pero yo personalmente no creo que sea así. Creo que soy realista.

Y, hablando de realismo, y de hacer las cosas poco a poco y paso a paso, me gustaría hablar de otro hombre, Sir Richard Branson, y de otra empresa, Virgin Galactic. Branson es un viejo conocido en la industria del arte y la tecnología, y su sueño es llevar también al ser humano al espacio.

Pero hay diferencias entre Branson y Musk. Diferencias muy notables. Branson no va haciendo anuncios sonoros y estridentes. Branson no habla de imposibles. Branson sí está trabajando, en silencio, dando los pasos necesarios para llevar al ser humano al espacio. Sí, hace conferencias, da charlas, realiza presentaciones. Pero con mesura, y con propuestas realistas.

Recuerdo la presentación de la nave VSS Unity, apadrinada por el científico Stephen Hawking, y que está actualmente en fase de desarrollo para llevar turistas, no a la Luna, sino al borde del espacio exterior y solo durante unos minutos. Una propuesta realista, clara, lógica, evidente, dentro de los muchos pasos a dar en el desarrollo de la astronáutica civil privada. Pasos coherentes con el primer principio de la ingeniería: si no tienes un plan creíble, no tienes nada. Porque la ciencia puede hablar de sueños. Pero la ingeniería debe convertir esos sueños en realidad. Si no puede, todo son palabras huecas.

Pero hay algo muy importante que Branson tiene y Musk no: Branson perdió un piloto hace tres años. Aquel fue un tremendo golpe para Virgin Galactic, y fue producido por algo que siempre trae fatales consecuencias en el espacio: las prisas. Las ganas de ir más rápido de lo que se puede. La falta de tests y de pruebas. Branson perdió a un piloto, y a un amigo, y aprendió una dolorosa lección: no puedes anunciar lo que no puedes llevar a cabo. Te arriesgas a perder credibilidad, y mucho más importante, a perder vidas.

Por eso, cuando critico a SpaceX, lo hago en el deseo de que tenga cuidado. Todos queremos conquistar la Luna y Marte, pero todos queremos estar vivos para verlo. Los que nos quedamos en la Tierra, y los que vayan de viaje.

La nave VSS Unity es lo que se conoce como nave suborbital. Luego vendrán los vuelos orbitales. Y luego, ya más adelante, dejar la órbita de la Tierra, y entonces sí, ir a la Luna, y luego a Marte. Y a las estrellas, por qué no, en un futuro todavía lejano. Yo estoy dispuesto a soñar con ello.

Pero los sueños se construyen paso a paso, no a golpe de discursos y vídeos espectaculares. Eso no es ciencia. Y eso cuesta vidas. Creo que Virgin puede darnos sorpresas importantes en el futuro, pero sobre todo creo que están haciendo las cosas como corresponde a un proyecto de esta envergadura. Y Branson lo sabe. Lo tuvo que aprender del modo más duro. Pero no ceja en su empeño. Espero ver sus naves pronto cruzando los cielos. Ese será el mejor regalo para la memoria de ese piloto fallecido, y para la de todos los que soñamos con las estrellas.

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LA NASA le manda un mensaje a SpaceX y Elon Musk

En la anterior entrada comenté que Elon Musk, el presidente de SpaceX, debería dejar de hacer anuncios fantásticos e increíbles sobre quimeras y sueños sin una base sólida.

Hoy, la NASA ha publicado un escueto comunicado sobre el anuncio de SpaceX de mandar dos turistas a la Luna, dejando bien claro que SpaceX tiene unos compromisos con la NASA, en forma de transportes para la Estación Espacial Internacional, y en el diseño de una cápsula para transportar personal a la misma estación espacial.

Dicho de otro modo: la NASA le pide a SpaceX que se concentre primero en hacer el trabajo pendiente, antes de empezar nuevas aventuras que se alejan de los contratos que debe cumplir escrupulosamente con la agencia espacial americana.

Nadie le niega a SpaceX, y a Elon Musk, hacer los anuncios que estime oportunos. Pero si esos anuncios comprometen los imprescindibles contratos que tiene con sus clientes, es normal que los clientes se preocupen. Y mucho.

Algunos dirán que la NASA teme tener un competidor a la Luna. No. No se trata de eso. Lo que la NASA teme es tener una empresa que no cumple con sus obligaciones. Y ese es un tema muy serio.

Un pequeño toque de atención de la NASA a SpaceX en lo que creo es una clara maniobra para que empiece a trabajar en lo que tiene que hacer, y deje a los turistas tranquilos hasta, por lo menos, asegurar que tiene los medios, el tiempo, el dinero, y los conocimientos, para llevarlo a cabo. Y eso no será posible en 2018, de eso estoy completamente seguro.

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Dos turistas perdidos en la Luna

Elon Musk, presidente de la compañía espacial SpaceX, acaba de anunciar que piensa enviar a dos turistas al otro lado de la Luna (y hacerlos volver) para 2018. Si no sé contar mal, 2018 es el año que viene. Los dos turistas ya han pagado una considerable cantidad de dinero, e irán solos, sin tripulación. Nada de viajes suborbitales, nada de órbitas bajas. Directamente a la Luna, sin tripulación, y dentro de un año y medio como máximo. Claro que sí.

Reconozco que tenía mis dudas con Elon Musk, el presidente de SpaceX. El gran alabado, ejemplo de emprendedor, y capaz de romper todas las barreras del progreso. Sus ideas y comentarios, cada vez más absurdos, comenzaban a hacerme dudar de su capacidad de distinguir lo que son sueños de proyectos reales. Porque, no lo olvidemos: los proyectos se construyen a partir de sueños, pero son los segundos los que deben prevalecer en el mundo real, o entraremos en una peligrosa vorágine de megalomanía y frases grandilocuentes, anuncios de imposibles, y palabras que terminan por pasar factura a la realidad.

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Nueva conferencia en Madrid: el viaje a Marte

El próximo 25 de marzo estaré de nuevo en la Facultad de Ingeniería Aeronáutica y del espacio tras una nueva invitación de la Universidad en su evento del Madrid AirSim Meeting. En esta ocasión hablaré de Marte, y los dos proyectos más importantes para el viaje: el de la NASA, y SpaceX. ¿Qué diferencias tienen? ¿Qué similitudes? ¿Son factibles y cómo? Lo veremos el día 25 de marzo.

Mientras tanto, el lector si lo desea puede escuchar la conferencia que di el año pasado. Muchas gracias a todos los oyentes por sus amables comentarios.

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Imagen conceptual del despegue del cohete SLS de la NASA, previsto para 2018

De la Tierra a Marte, billete de solo ida: las ideas de Elon Musk

Retomo el tema del que hablé en su momento, la aventura del viaje a Marte que promete Elon Musk, por nuevos datos relacionados con la explosión del cohete que lo destruyó por completo. Vamos con los hechos.

El señor Elon Musk es el presidente de Tesla Motors, la famosa fábrica de coches eléctricos. También de SpaceX, la empresa que pretende llevar a cien seres humanos a Marte en un viaje de solo ida. Ya hablé de este asunto en el pasado. Y ya dije que, a diferencia de otros, que lo encumbran como a un genio del progreso, yo tengo una opinión bastante más reservada. Es un visionario del espacio, es cierto. Pero tiene la vista nublada. Ve el futuro, pero no ve los problemas, solo ve cómo su figura crece, y cómo su voz se convierte en el faro que guía a la humanidad. Y siempre me han preocupado esos hombres y mujeres que se erigen en guías mesiánicos  de la especie humana, y que nos señalan el camino del triunfo. Un camino en el que ellos ganan porque otros dan su vida para ello. ¿Exagero? No lo creo. Tengo mis razones, que comentaré a continuación.

Vamos a los hechos. El pasado 1  de septiembre, un cohete con un satélite de Facebook explotó en tierra, en un momento en el que no se estaba realizando ninguna operación especial.

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Donald Trump, la gran oportunidad de China y Rusia

La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos no es solo un enorme varapalo para la ciencia y la investigación y el progreso en Estados Unidos. Además de los problemas raciales y xenófobos que supone, y el gigantesco conflicto de intereses comerciales nacionales e internacionales a los que va a someter a su país, tener a una persona ignorante en cualquier aspecto científico, e incluso beligerante con la ciencia, puede permitir que otros países, especialmente China y Rusia, se aproximen, cuando no adelanten a Estados Unidos, en un aspecto que marcará las próximas tres décadas: la conquista del espacio. Si no se hace por evitarlo, Estados Unidos perderá gran parte, sino todas, sus oportunidades.

Veámoslo: Trump es el clásico neoconservador ignorante que ha olvidado las amargas experiencias que su país, y su partido, tuvieron que aprender en los años 30, cuando promulgaban ideas proteccionistas y tenían como lema el famoso “America first”. En aquellos años los conservadores del partido republicano abogaban por una política de no actuación sobre la guerra europea, y de no dar soporte a Reino Unido en su lucha contra Alemania. Roosevelt era consciente no solo de ese error, sino del hecho de que Estados Unidos se vería implicada en la guerra en cualquier momento, y que era cuestión de tiempo que el imperio japonés comenzara una guerra por el control del Pacífico. Incluso después de Pearl Harbor algunos quisieron seguir con esa política, cuando ya era evidente que Estados Unidos estaba implicada en la guerra.

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Vector de lanzamiento CZ-5 de China

 

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La sonda Schiaparelli se ha perdido; conclusiones

La sonda Schiaparelli de la Agencia Espacial Europa (ESA en sus siglas en inglés) se ha perdido cuando realizaba el descenso automático en Marte. Recordemos que no se puede controlar el descenso de forma manual desde la Tierra porque las órdenes tardan varios segundos en llegar, unos 180 (3 minutos) en el mejor de los casos. ¿Qué podemos aprender de este fracaso? Mucho, sin duda.

Otras sondas enviadas a Marte también han corrido la misma suerte. Sin embargo, afortunadamente otras han cumplido con éxito su misión. Pero aterrizar en Marte (amartizar en realidad no es correcto según la R.A.E.) es un proceso altamente complejo y que requiere obtener una gran experiencia. No voy a entrar en los detalles técnicos, aunque sin duda espero escribir una entrada sobre el tema en este blog, pero sí diré ahora que queda mucho trabajo por delante.

Lo que me preocupa de todo esto no son los fracasos. Viajar a Marte es una tarea costosa, y que entraña grandes dificultades. Lo que me preocupa es ese entusiasmo y esa fiebre que de pronto parece haberle entrado a todo el mundo por llevar seres humanos a Marte. Ya hablé del caso que me parece más controvertido, el de Elon Musk, presidente de SpaceX, que dice que no solo va a llevar a cien seres humanos en el primer viaje, sino que hay que estar dispuesto a morir si se participa en su proyecto. ¿Qué es esto, ciencia, investigación, o una película de superhéroes dispuestos a morir por la humanidad?

Seamos serios por favor. Los desarrollos en ingeniería y la experiencia necesarias para llevar seres humanos a Marte solo se conseguirán mediante programas espaciales que, de forma segura y progresiva, vayan quemando etapas para conseguir el propósito buscado: que haya humanos en Marte, y por supuesto, que puedan volver. Es exactamente esa filosofía la que llevó a seres humanos a la Luna. Una Luna por cierto olvidada, por cuanto establecer personal y una base allá sería un paso previo. Se han perdido 40 años dejando a la Luna de lado, ahora es el momento de volver.

Este fracaso permitirá a la ESA obtener mucha información y experiencia, y, como todos los fracasos, es amargo, pero es una fuente de conocimiento. Hay que dar nuevos pasos, crear mejores sistemas, y desarrollar mejores tecnologías. Y eso es lo que debe hacerse para la conquista del espacio, si queremos que sea de una forma controlada, ordenada, y por supuesto, segura para los futuros seres humanos que viajen al planeta rojo. La NASA y su proyecto Orión es un ejemplo de cómo deben hacerse las cosas. Ellos ya lo han dicho: la seguridad de sus astronautas es lo primero. No entendería otra postura ni otra estrategia para el espacio.

Una pena lo ocurrido con la sonda Schiaparelli. Y una lección: cualquier fallo en el espacio es mortal. Seamos cautos, y caminemos hacia el futuro. Pero hagámoslo con sentido de la realidad, y dejando las ambiciones y las palabras huecas a un lado. Le hacen un flaco favor a la humanidad.

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Aquellos chalados en sus locos cacharros

Esta semana se han anunciado nuevas empresas, entre ellas la archiconocida Boeing, que aceptan el reto de Elon Musk de llevar al primer ser humano a Marte, indicando que ellos serán los primeros en llegar al planeta rojo.

Todo esto sin olvidar que la NASA, con el proyecto Orión, también construye un cohete, el SLS, para ir a Marte. China, por su parte, ha anunciado que serán ellos los primeros en llegar, y por supuesto reclamar, el suelo marciano. Y seguramente Rusia se apunte pronto. Solo queda Europa, que colabora con la NASA en el proyecto Orión, pero no tiene un proyecto propio.

Yo, que recuerdo el día en el que el Apollo XI llegó a la Luna, y que vi el alunizaje por televisión junto a millones de seres humanos, no puedo por menos que estremecerme. Tanto en el aspecto positivo, como en el negativo.

En el positivo, porque veo nacer una nueva carrera espacial, y eso siempre es bueno. ¿Por qué? Es muy sencillo: el mundo tecnológico actual, los sistemas médicos modernos, los ordenadores, las telecomunicaciones, no existirían sin la carrera espacial. Apague el ordenador, el teléfono, y decenas de inventos que usamos cada día. Apague la mayoría de sistemas de los hospitales, y de los automóviles y aviones comerciales. Sin la carrera espacial, no existirían. Además, como amante de la astronáutica, me siento feliz de haber vivido dos carreras espaciales. Vi nacer y morir la primera en los sesenta, y veo nacer la segunda.

En el lado negativo, tengo una gran preocupación por el hecho de que ir a Marte no es una vuelta por el campo. Puede hacerse. Debe hacerse. Pero los peligros son casi infinitos. Y veo mucha palabrería, mucho discurso, muchos aplausos, y mucho orgullo en las empresas que prometen ser las primeras en llegar a Marte. ¿Cuántas vidas se pueden perder ante algo así? La idea de Elon Musk y SpaceX de llevar en un primer viaje de solo ida a 100 seres humanos es una completa locura. Se han de cubrir etapas poco a poco, como se hizo con el proyecto Apollo de los años sesenta, que fue precedido de los proyectos Mercury y Gemini.

No lo veo claro. No el hecho de ir, sino toda esa fanfarria y ruido patriótico y de orgullo. No, el espacio no se conquistará con palabras grandiosas y preciosos discursos. Y que nadie lo olvide: morirá gente. Y no pocos. ¿Qué caras pondrán esos orgullosos empresarios cuando su gente, sus pilotos, sus científicos, sus investigadores espaciales, sus colonos, sean cadáveres sobre suelo marciano, o perdidos en el espacio para siempre? ¿Quién tomará la responsabilidad de que eso no ocurra? ¿Cómo justificarlo?

Cuidado. La carrera de los años sesenta fue una locura. Pero se tuvieron en cuenta enormes aspectos de seguridad. Aun así murió gente. Ahora, si no se tiene cuidado, pueden morir muchos más.

Pero, como siempre digo, lo mejor es un ejemplo: Apollo XIII. Estuvieron a punto de perder la vida. Todo estaba controlado, y sin embargo, podrían haber muerto. Se salvaron por equipos de gente brillante que encontraron soluciones brillantes. ¿Dónde está esa gente brillante ahora? Cuidado: el espacio no admite ni un solo error.

Para hacerse una idea, recomiendo la película «Apollo XIII», una verdadera obra de arte del cine. Absolutamente genial. En las imágenes adjuntas pueden verse el cartel de la película, y una foto real de cómo quedó el módulo de servicio del Apollo XIII tras la explosión del tanque de oxígeno.

Hablaré mucho más de estos temas, por supuesto. Es un asunto apasionante. Pero peligroso. Me encanta que haya competencia, y deseos de abrir nuevas fronteras. Pero seamos cuidadosos. El espacio podría llenarse de cadáveres, y morir en un traje espacial perdido en la inmensidad del vacío, o en un planeta frío y sin casi atmósfera, no es precisamente el sueño de ningún hombre o mujer sensatos. Seamos cuidadosos. Nos irá la vida en ello.