Una de las primeras leyes escritas conocidas en la actualidad son las de la antigua Mesopotamia. El famoso “Código de Hammurabi” es un claro ejemplo de un conjunto de normas implantadas para la gestión y organización de una sociedad. Están escritas en piedra, y de ahí la expresión “lo voy a grabar en piedra” para denotar una promesa que se hace y que se considera sagrada e inamovible.
Es muy probable que existiesen leyes anteriores,de sociedades anteriores, que fuesen verbales, o, simplemente, que han desaparecido, aunque sin duda estamos hablando de un ejemplo muy temprano de sociedad organizada y regulada.
Hoy voy a hablar de novela histórica, de su clasificación y estructura, y de un ejemplo real personal en el que se emplea la historia para introducir elementos novelados.
Antes que nada, agradecer a los lectores su interés en el anterior artículo sobre literatura erótica, que ha sido muy bien recibido por ustedes. En esta ocasión vamos con otro género, que es el de la novela histórica.
Y ustedes se preguntarán:
¿Qué diablos hace un escritor de ciencia ficción hablando de novela histórica?
Bueno, precisamente la novela histórica tiene algo de ciencia ficción, por cuanto introduce elementos no reales en una historia real. Si no fuese así no sería una novela, sería un ensayo sobre un hecho histórico. La novela histórica es un compendio de historia y de ficción, y bien ejecutada atraerá a miles y miles de lectores. Pero el precio a pagar es alto y puede ser un arma de doble filo, como veremos a continuación.
En el mundo de los blogs el título es muy importante. Es la clave, la llave que abre la puerta de la curiosidad del lector. Un título efectista tiene, sin embargo, un peligro: si el contenido no entusiasma al lector, podríamos perderlo irremisiblemente y para siempre.
Por otro lado, mucha gente usa títulos que tienen luego unos contenidos que para nada corresponden con el contenido. Eso es incluso peor. La decepción es total. Poner imágenes en Youtube con chicas ligeras de ropa, por ejemplo. O hablar del nuevo tanque ruso y poner una imagen de algo que parece sacado de Star Wars. Manipulación y mentiras.
Pero, ¿y si el título cuenta la verdad, pero no toda la verdad? Por ejemplo, mucha gente, al leer el título de esta entrada, pensará:
«Mirad, el pesado ese de La leyenda de Darwan quiere darnos otra paliza sobre sus historias de juventud. Lástima que no le caiga un Boeing 747 sobre el hígado y lo reviente».
Y ahí está la gracia. El título es cierto, me expulsaron del instituto. Pero no cuando era un adolescente. Lo cierto es que me expulsaron cuando tenía cuarenta (40) años. Y esta, señoras y señores, es la historia.
Shoushi Bakarian, una estudiante de ingeniería aeroespacial de la Universidad de Concordia, posa para una fotografía con un dispositivo de ventilación que rediseñó para Cessna Aircraft. Bakarian llegó de Siria en 2016. ¿A cuántos brillantes ingenieros estamos perdiendo por haber nacido en lugares donde no hay oportunidades?
De nuevo ataca la censura. De nuevo nos acecha el pensamiento único. De nuevo la humanidad debe pensar en un monocromo frío y perverso. El oscurantismo de una sociedad perdida e ignorante, que persigue todo aquello que no comprende, que se organiza en sectas y hordas para destruir aquello que el arte cultiva y enseña: la libertad de pensamiento. Porque el arte es eso: aprender a pensar, a razonar, y a decidir. Y eso es peligroso en sociedades únicas.
Hay gente que está dudando de si vivimos una época de censura, de persecución de la cultura, del arte, del pensamiento. Hay gente que duda si realmente estamos yendo hacia un mundo orwelliano, donde la tiranía del pensamiento único lo invade todo, lo domina todo, lo controla todo. Hay gente que cree que debe arder todo aquello que no es consecuente con su moral, su ética, su forma de ver el mundo.
La verdad es que vivimos en un mundo cada vez más oscuro, dominado por ese pensamiento único que lo devora todo, por esa forma de ver las ideas de los demás como enemigos públicos que han de ser perseguidos y eliminados.
Mi país es el infinito. Y mi momento es ahora. No porto banderas ni estandartes. No creo en dioses que ocultan el miedo del ser humano al futuro y a su confianza en sí mismo.
Mi único compromiso es con la verdad y el conocimiento. Mi único enemigo, la ignorancia y la arrogancia. Y mi camino es un océano infinito donde no existen las fronteras. Puedo caminar junto a miles, o puedo caminar solo. Pero nadie adoctrinará mis pensamientos, ni mis ideas.
Cuando marches, no andes el camino; sé tú mismo el camino. Abre nuevas rutas por ti mismo, y verás cosas que nadie ha visto. Ese es mi sueño. Esa es mi meta.
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