La gran mentira de la democracia

Importante: lo que aquí defino no es lo que yo espero de la democracia. Lo que aquí defino es lo que yo creo es la democracia en su estado actual. Y su valor intrínseco en una civilización que es básicamente instintiva y primaria. Personalmente abogo siempre por sistemas democráticos frente a cualquier forma de totalitarismo. Pero una cosa es lo que yo quiera, y otra muy distinta la realidad en la que vivimos.

Vamos con una nueva entrada de «la gran mentira», en este caso con un tema que siempre está de actualidad: la democracia. Y vamos con la primera afirmación:

«El ser humano no fue diseñado para creer en votos, sino en líderes».

El ser humano es un animal, concretamente un mamífero superior del orden de los primates perteneciente a la familia de los homínidos. Esa es la definición estándar. Y los animales no fueron diseñados para votar, sino para seguir ciegamente al líder más poderoso. ¿Por qué?

Está es escrito en nuestros genes. A lo largo de la evolución muchas especies de primates, y otros animales, han mantenido relaciones tribales en las que un líder se ha autoproclamado como tal líder, y lo es hasta que otro líder le dispute ese liderazgo. No vemos votar a los orangutanes, ni vemos votar a los chimpancés. La democracia es un invento humano. Pero, ¿es un invento realmente funcional? Vamos a verlo.

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Conflicto Grecia-Turquía; cuando mi corazón me pide que decida

Nota 1: este artículo ha sido restaurado por un problema técnico que lo había dejado ilegible. Disculpen las molestias.

Nota2: en este texto ofrezco una versión personal y subjetiva de unos hechos actuales sobre un conflicto entre naciones. Pido perdón a quien considere que no soy objetivo. Y tendrá razón; no puedo ser objetivo. Son demasiadas sensaciones, recuerdos, y sentimientos, acumulados en mi corazón como para ignorarlos.

Observo con interés el enésimo enfrentamiento que se está produciendo en estos últimos días de agosto de 2020 entre Grecia y Turquía, en el que, una vez más, cada país expone sus razones para mostrar la bandera de sus armas y sus barcos de guerra, y cada uno de ellos explica por qué es el otro país el que amenaza e intenta una escalada bélica completamente absurda, a la que cada uno de ellos se opone por supuesto.

De hecho, enfrentamientos entre Turquía y Grecia se producen todos los años. Muchos no llegan a ser conocidos, pero los que seguimos ciertas fuentes militares somos conocedores de aquel avión derribado, del otro avión perseguido, o de algún barco amenazado, incluso abordado. Muchas de estas escaramuzas solo tienen una finalidad: probar el espíritu de combate y la resolución de la otra parte. “¿Responderá a mi incursión? ¿Hasta dónde llegará? ¿Puedo jugar al juego de los hechos consumados? ¿Qué apoyos tengo, y qué apoyos tiene la otra parte?”

Una flota de barcos de guerra turcos protege a un buque de prospección petrolífera en una zona que Turquía reclama para sí. La foto es propagandística; esta disposición de los barcos no es nunca usada en zonas de combate, sino para mostrar la bandera y dar sensación de poder.
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Una voz al amanecer: fragmento de «Las entrañas de Nidavellir II»

Este es un fragmento de «Las entrañas de Nidavellir II: Promakhos». Las naves persas se aprestan a atacar, mientras Temístocles espera dar el golpe definitivo a la flota de Jerjes I…

Las naves griegas se formaron en línea mientras los capitanes daban las órdenes oportunas, y Temístocles gritaba dando instrucciones en la primera línea. Sandra se encontraba sentada en la popa de una de las naves de la segunda línea, pensando en Pavlov, y en toda la locura que había supuesto embarcarse en aquella misión con Deblar. Su vida, que siempre fue caótica, era ahora una completa locura. ¿Estaba todavía afectada por el viaje en el tiempo? ¿O era, simple y llanamente, que sus sistemas de lógica y ética habían superado cualquier barrera que los diseñadores le habían modelado en su sistema? ¿Qué le ocurría a Yvette, por qué estaba tan molesta con ella? ¿Era realmente por haber sabido la verdad sobre lo que ocurrió con Robert? ¿O había algo más? Y una pregunta muy importante, que al principio no había destacado: ¿por qué Robert e Yvette no se habían visto afectados por el viaje temporal? Todo eran preguntas, y empezaba a pensar en si podrían algún día salir de ese mundo, que era el suyo, pero que no les pertenecía.

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Fragmento de «Las entrañas de Nidavellir II: Promakhos»

Yvette está ayudando a Temístocles, general griego, a preparar los trirremes para la batalla que se avecina. Nos encontramos en el año 480 antes de Cristo, y las cosas no podrían haber ido peor. Sandra no termina de recuperarse, y Robert ha huido aparentemente con Jerjes I, y su comportamiento y palabras tienen menos sentido común del poco sentido común que es habitual en él.

Pero ahora Yvette no tiene tiempo de pensar en eso; se avecina una batalla, y ella es una ingeniera cuya mayor batalla vivida fue en el colegio con sus compañeros de clase. Tendrá que crecer. Y tendrá que demostrarle a Temístocles, y a sus hombres, que es capaz de obtener su respeto, y lo más importante: que mantenerla con vida merece la pena.

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Fragmento de «Promakhos»

Traigo hoy un pequeño comentario de Medea, personaje de «Las entrañas de Nidavellir II: Promakhos». Medea es la madre de Fidias, y ambos se encuentran en un campamento de refugiados tras la destrucción de Atenas por las tropas persas del emperador Jerjes I, en el 480 a. C.

Sandra contacta con ellos en una pequeña tienda una noche, mientras viaja a Atenas junto al general Arístides. Allí conocerá a Medea, y a su hijo Fidias, que quedará prendado de su belleza, y le prometerá crear la más hermosa estatua del mundo si les ayuda en la lucha contra los persas. La madre, mientras tanto, teme que su hijo lleve a cabo su promesa de ir a luchar contra las tropas invasoras, al haber perdido ya a su marido.

Promakhos es la segunda parte de «Las entrañas de Nidavellir» y duodécimo libro de la saga Aesir-Vanir.

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Cinco razones para viajar a Grecia

Lo confieso: soy un enamorado de Grecia, y de la cultura helenística. Desde que a los quince años leí «La odisea» de Homero, me enamoré de la historia y la cultura de ese país. Luego, desde que realizara mi primer viaje, me enamoré de sus gentes, de su gastronomía, y de sus paisajes mediterráneos. El conjunto conforma una suma de posibilidades inagotables.

Todos sabemos que Grecia vive momentos difíciles desde hace tiempo, pero el país ha sido, es y será siempre un lugar donde se recibe a los visitantes con simpatía y mucho cariño. Sí, por supuesto que hay que tomar las precauciones que se han de tomar en todas partes, y por supuesto que hay que leer algo de lo que se puede y no se puede hacer en el país, pero que nadie se engañe: llegar a Atenas es, sobre todo para los que somos amantes de la historia antigua, viajar dos mil quinientos años en el tiempo, y disfrutar de la interminable cantidad de historia que nos aguarda.

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El Partenón, en la Acrópolis. Imagen de Steve Swayne

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«Las entrañas de Nidavellir II» gratis hasta el sábado

Ya está disponible la segunda parte de forma gratuita hasta el sábado 10 la novela  «Las entrañas de Nidavellir», con el subtítulo «Promakhos». Duodécimo libro de la saga. Les dejo con la sinopsis del libro, por si es de su interés.

Sinopsis «Las entrañas de Nidavellir II: Promakhos».

Año 2153. Tras resolver la situación crítica a la que se vio sometida de forma desesperada y poco ortodoxa, Sandra regresa a la Tierra para dejar a Yvette con su familia y amigos. La acompaña Robert, porque no confía en Sandra, y Deblar, por orden del Alto Consejo, y para verificar la no contaminación de la Tierra.

Pero la nave ha sufrido daños y alteraciones debido a la inexperiencia de Sandra y las maniobras que tuvo que llevar a cabo, y de pronto, el reactor principal fluctúa, y los cuatro se ven arrastrados a soportar una situación del todo inesperada, y, sin duda, completamente inoportuna.

Bienvenidos al año 480 antes de Cristo. Jerjes I, Emperador del Imperio Aqueménida, ha arrasado Atenas con sus tropas. Ahora se prepara para dar el golpe final a las ciudades-estado del Ática y del Peloponeso. Los persas están dispuestos a todo para acabar la tarea que comenzaran años antes. Solo un griego llamado Arístides podrá impedirlo. Arístides, y una oportunidad de que los dioses se alíen con los pueblos de Grecia…

Sandra. Las entrañas de Nidavellir

«Voices from the past» (voces del pasado)

Actualizado: por fin está disponible «Promakhos». Ha sido un camino largo. Y duro. Pero ha merecido la pena.

Traigo aquí hoy un pequeño homenaje musical a «Las entrañas de Nidavellir II: Promakhos», y más concretamente a la segunda parte, que ya está disponible actualmente. Esta obra ha sido sin duda la más dura, la más compleja, y la única donde realmente me he retrasado con respecto a mis planes iniciales. En parte por mi vida privada, siempre compleja y difícil, pero también en parte porque la obra lo merecía. Es el duodécimo libro de la saga.

Necesitaba darle un componente especial, ya que al fin y al cabo cierra la subsaga de Sandra, y uno de los dos caminos que la humanidad recorre en los cuatro mil millones de años de historia que contempla la saga Aesir-Vanir.

Sin duda el esfuerzo ha merecido la pena. La obra tiene el aspecto que quería que tuviese. Que sea buena, regular, o mala, eso lo decidirá el lector por supuesto. Pero yo he podido dotar a la obra de los elementos que quería, y con la estructura final que había pensado, y que ha requerido un esfuerzo importante. Son 530 páginas esta segunda parte, que con las 600 páginas de la primera parte, conforman sin duda la obra más larga en la saga Aesir Vanir.

El futuro, ahora, es Yggdrasil, la nueva novela, que es el elemento final antes de la segunda trilogía, que dará fin a la saga. O eso espero, poder escribirlo. Quieran los dioses darme tiempo y recursos para ello. Si no, igualmente estoy satisfecho con el trabajo llevado a cabo. Ha sido un sueño. Duro, difícil, tenaz. Pero un sueño. De eso no cabe ninguna duda.

La chica que sale en la imagen representa al personaje de Yvette Fontenot, una de las protagonistas de la historia. Un personaje inspirado en alguien importante de mi vida pasada, con la que comparte aspectos y semejanzas. Pero ¿qué es un libro, sino un retal de los sueños, los miedos, los recuerdos, y las esperanzas de quien lo escribe?

La mujer en la Grecia clásica y en la actualidad

Siempre he sido un amante de la cultura griega. Estudié griego clásico, leí la Iliada y la Odisea con quince años, y me enamoré de ese antiguo mundo que es la cuna de la civilización occidental en muchos aspectos (también de la diosa Atenea, todo hay que decirlo). Además de tener razones sentimentales y afectivas en mi interés por la cultura helénica, y al hecho de que estuve a punto de perder la vida en la isla de Hydra.

Creo que la divina Atenea decidió que no había llegado mi hora, porque todavía no me explico cómo salí indemne de aquello. Acabé vestido de capitán de la marina mercante en un barco griego (por supuesto jamás he sido capitán de ningún barco) por circunstancias curiosas y hasta divertidas que algún día explicaré. Trabé amistad con algunos griegos, especialmente con un matrimonio con el que mantuve una amistad, y que me introdujeron en la cultura griega como no es posible como simple turista. Todo ello hizo que para mí Grecia se convirtiera en un paraíso maravilloso y un segundo hogar. Por cierto, el vino griego es magnífico.

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Debido a estas circunstancias, he estado escribiendo un texto que tiene relación con Grecia y que actualmente está en fase de revisión, pero que se desarrolla en el año 480 antes de Cristo, y, para ser más precisos, antes y durante la batalla de Salamina, que enfrentó a griegos y persas en lo que se conoce como Guerras Médicas (los griegos llamaban “medos” a los persas). El emperador del Imperio Aqueménida, Jerjes I, quería acabar lo que comenzó su padre, Darío II, y conquistar las polis griegas, para someterlas a su mando. Los griegos lucharon en la famosa batalla de las Termópilas (la de la película “300”, que por cierto eran bastante más de 300), y allí contuvieron a los persas durante tres días, luego estos entraron en Atenas y la arrasaron. La batalla definitiva ese año se libró en la isla de Salamina, donde los trirremes griegos, en mucha menor cantidad que los persas, infligieron una importante derrota a Jerjes I. La posterior batalla de Platea, en el año 479 antes de Cristo, terminó la contienda entre ambos pueblos (aunque los griegos eran un conjunto de pueblos diversos, pero ese es otro tema).

Como entusiasta de la historia antigua he procurado leer lo habitual; las batallas, los hechos importantes, etc. Pero un aspecto importante de cualquier pueblo y cualquier cultura es lo que Unamuno llamaba la “intrahistoria”: la historia de aquellas gentes que no pasaron a la historia, pero que eran realmente los protagonistas de la época. La gente común que vivía sus vidas en aquellas circunstancias. Para este trabajo concreto, concretamente el desarrollo de «Las entrañas de Nidavellir II: Promakhos», necesitaba estudiar ciertos aspectos de la vida de las mujeres y las relaciones prematrimoniales y matrimoniales de lo que se conoce como “el siglo de Pericles” de Grecia, que más o menos suele comprender parte o todo el siglo V a.c. según el historiador y el método de datación.

La razón de esta digamos “investigación” residía en el trabajo que reviso, y que contiene dos relaciones entre dos hombres rondando la treintena, con dos mujeres jóvenes, una de dieciocho años, otra de dieciséis. Naturalmente, según los parámetros de esta época (principios del siglo XXI) eso es escandaloso. Pero no lo olvidemos: Antonio Machado, el insigne poeta, se casó con treinta años con una joven de quince. Es decir, y como enseguida podemos averiguar si nos introducimos en la historia de las costumbres matrimoniales, el matrimonio de hombres relativamente maduros con jóvenes menores de edad era habitual hasta hace relativamente poco (y lo sigue siendo hoy día en varios países y culturas).

Mi abuela por parte de madre, sin ir más lejos, fue obligada a casarse con un hombre bastante mayor que ella, aunque luego ella tuvo su buen amante, y de hecho mi madre y sus hermanos son todos de aquel segundo hombre, ninguno del padre legal. ¡Qué escándalo! Pero mi abuela ya lo advirtió: si la obligaban a casarse, ella se vería obligada a hacer lo que hizo, que no era otra cosa que estar con quien deseaba estar. Una abuela moderna que se dice. Estamos hablando de hechos que se remontan a la primera década del siglo XX por supuesto.

La verdad es que, ante mi preocupación sobre este texto ambientado en la grecia clásica, me he querido informar con todo detalle de la vida de las mujeres en aquella época. Y, lo que sospechaba, se ha confirmado: en realidad, todavía estoy siendo magnánimo en mi texto. Estas dos jóvenes que describo al fin y al cabo están con quien quieren estar, son bien tratadas y mejor cuidadas, muy queridas y estimadas en ambos casos. La verdad de la gran mayoría de jóvenes griegas era, cuando menos, temible. Se llegaba a un acuerdo prematrimonial con dote, y conocían a su pareja el día de la boda. El hombre solía doblarles la edad, y las veía como máquinas de tener hijos para la herencia, que por supuesto era siempre masculina. No tenían derechos, y sí muchísimas obligaciones. Y eran consideradas como seres inferiores, y tratadas como tales. Incluso tenían una canción de despedida del hogar, con un texto que demuestra lo horrible que era ese trauma para ellas. ¿El matrimonio, día más feliz de la vida? No para ellas.

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¿Les suena? Seguro que sí. En Occidente hemos vivido esas costumbres hasta hace poco. Y muchos países en la actualidad siguen todavía esas costumbres arcaicas y que siempre, indefectiblemente, sufren las mujeres. Pero este “Occidente moderno” del que nos sentimos orgullosos no puede presumir de nada. Por ejemplo, la idea arraigada de que en una violación la culpa es de la mujer “porque va provocando” es algo extremadamente extendido todavía. Es decir, una mujer, por el hecho de parecer atractiva, o por el hecho de llevar cierta ropa, parece ser la responsable de que se la pueda violentar de forma brutal. ¿Qué nos dice eso?

Efectivamente, nos manda un mensaje muy claro: no estamos tan lejos de aquellas costumbres de la grecia clásica. Seguimos siendo y tratando a la mujer sin el respeto y la consideración que se merecen. Ejemplos podemos verlos prácticamente todos los días. Casos sangrantes, nunca mejor dicho, que demuestran que esta sociedad todavía tiene un largo camino que recorrer en pos de la igualdad entre hombre y mujer.

La conclusión parece clara. Han pasado 26 siglos, y aquí estamos, con los mismos comportamientos sexistas, que pueden haber mejorado en ciertos aspectos, afortunadamente. Pero con una advertencia: son muchos los que siguen convencidos de que hay que someter a la mujer, con ideas como que sus cualidades psicológicas y de aprendizaje son menores, o simplemente, que ha de ser sometida al hombre “porque es la voluntad de algún dios”.

Visto lo visto, voy a dejar el texto como está, dejando claro que toda época, pasada y presente, ha representado para la mujer una enorme cantidad de problemas que ha debido y debe superar en cada etapa de su vida. Como hombre, no me siento satisfecho de pertenecer al grupo de los que oprimen. Como ser humano, intento, e intentaré, denunciar esta situación, y procurar que la mujer sea tratada simplemente como debe ser: como un ser humano, sin importar su condición. Existen centenares de casos de abusos cada año en occidente, y en algunos países las cifras se cuentan por miles. Pero lo peor es la indiferencia de la sociedad ante estos hechos. Eso es lo primero que debemos cambiar: una educación de verdadera igualdad entre sexos. Porque, si no empezamos la casa por los cimientos, nunca terminaremos de construir un mundo mejor para todos, que es, al fin y al cabo, lo que queremos.