En la anterior entrada hablé de la imperiosa urgencia de algunas personas y organizaciones por ir al espacio. La NASA fue presionada para declarar que iba a llevar seres humanos de nuevo a la Luna para 2024. Evidentemente esto era falso, y fue una presión del expresidente Donald Trump para obtener votos.
Ahora estamos viendo a empresas privadas llevar a cabo una carrera increíble para convertir el espacio en el sitio de recreo de millonarios, ansiosos por viajar fuera de la Tierra, pagando ingentes cantidades de dinero para ello.
Cuántas veces hemos visto, y vivido, la situación en la que la política se entromete en la ciencia, y en el progreso, manipulándola, y usándola en su propio beneficio. Pero la ciencia, y el progreso, no pueden pertenecer a unos pocos. Ni a un partido político, ni a una idea manipuladora. La ciencia, y el progreso, deben ser patrimonio de la humanidad. Y toda la humanidad, sin excepción, se ha de ver beneficiada.
Eso es lo que ha ocurrido con la NASA y la manipulación del señor Donald Trump en relación al Proyecto Artemis. Donald Trump, sin duda el peor presidente de la historia de Estados Unidos, y el Nerón de la Roma que arde por su causa.
Por eso hablo de ciencia ficción. Porque, hoy por hoy, la vuelta a la Luna solo está en la imaginación de los escritores y directores de cine. Y en las viejas cintas de la NASA de los sesenta. De momento seguirá así, aunque por supuesto todo cambiará. Pero no lo hará para 2024. No habrá seres humanos en 2024 en la Luna otra vez.
Pero veamos los detalles. Y por qué debemos dejar que la NASA haga su trabajo. Evidentemente no sin control, no sin justificación. Pero sí evitando toda manipulación política de carácter personal y electoralista.
Ya he hablado de la importancia de las matemáticas en otra entrada. Hoy, incidiendo de nuevo en el tema, me gustaría tocar este asunto de nuevo, de forma más directa.
La razón es una conversación reciente con un profesional de las matemáticas, un profesor realmente desesperado por el bajísimo nivel de matemáticas que tenemos en España. Un problema grave, por cuanto la falta de conocimientos de matemáticas conlleva muchos problemas a los estudiantes, no solo en sus estudios, sino en la vida en general también.
Hoy voy a hablar de infidelidades, esa actividad que tanto ayuda a Hollywood a facturar millones cada año. Porque la infidelidad vende, y los triángulos amorosos son parte integral de novelas y cine. Pero también forman parte de la vida diaria.
La infidelidad, por motivos diversos y variados, está presente en la vida de millones de seres humanos cada día. Y la gran mayoría lo quiere ocultar, pero la infidelidad de por sí no es más que un síntoma de algo mucho más importante: una crisis de pareja que se ha de tratar, y que a veces se podría arreglar. A veces.
La infidelidad era un delito para las mujeres en tiempos de la juventud de mi madre, y hablo de España. Desde entonces la evolución ha sido enorme, pero la infidelidad sigue siendo un tema tabú en muchos aspectos, y, además, oculta una cualidad innata del ser humano: el deseo de explorar lo prohibido por un lado, y por otro, denota una carencia que se perfila en personas que han quedado vaciadas de ilusión y de sueños. A veces con su pareja. Muchas veces, con ellos mismos.
¿En qué se parecen mi vida a los portales de literatura donde publico mis libros? Se parecen en que, en ambos casos, cuando parece que van mejor las cosas, explotan como un volcán. ¿Alguien tiene por ahí un sencillo misil nuclear con el que desintegrarme en átomos? Porque la verdad es que, red literaria que toco, red literaria que cierra. He mudado tanto mis libros de portal que solo les falta pasar por la Estación Espacial Internacional.
La red literaria Lektu tampoco ha resistido la violencia de las redes sociales, y no es de extrañar
Un granjero tenía una granja con gallinas. Pero las gallinas no ponían huevos. Así que el granjero, preocupado y queriendo encontrar una solución, se fue a visitar a un famoso físico teórico, y le expuso el problema.
El físico teórico, tras varios meses de investigación, llamó al granjero y le dijo: «Tengo una solución para tu problema, pero siempre que las gallinas sean perfectamente esféricas, y estén en un vacío absoluto».
Aviso: confesión lacrimógena de mi juventud. Léalo bajo su propio riesgo. Hoy tocaba recordar el pasado y ponerse nostálgico.
Una de las consecuencias de hacerse mayor es que el baúl de los recuerdos del pasado se hace más y más grande. A veces, tan grande que parece ocupar todo el espacio de la mente, absorbiendo nuestro presente, y negando nuestro futuro.
Pero eso no significa que no sea bueno recordar, porque son los recuerdos los que nos hacen humanos, y son los que conforman nuestra personalidad. De eso hablaba recientemente con mi hermana, mientras me ofrecía una de sus madalenas caseras, las cuales son imposibles de rechazar.
Mi recuerdo se fue a una antigua amiga, Ana (nombre inventado, no es necesario dar detalles).
El próximo día 16 de septiembre sale a la venta, para Nintendo Switch, el nuevo juego que he llevado a cabo, con el soporte de una empresa de actividad educativa y formativa de Barcelona, y el apoyo de un distribuidor de videojuegos de Madrid. El punto crucial de este juego: la concienciación por el cuidado de la Tierra y el cambio climático. ¿Es posible concienciar a las nuevas generaciones de la importancia de este fenómeno? Porque parece que los mayores no son capaces, en muchos casos, de entender la importancia de este asunto, crucial para el futuro de la Tierra.
Es un tema que me preocupa desde niño, y he encontrado el apoyo de dos entidades que creen que mi idea puede tener una proyección internacional. Pero, ¿qué es el cambio climático? ¿Y por qué debería ser mucho más que un juego? Porque, no nos engañemos: el proceso es ya irreversible. Lo único que podemos hacer es tratar de minimizar los efectos.
Uno de los elementos fundamentales de todo escritor que quiera adentrarse en la novela histórica es tomar una de dos acciones: la primera, escribir respetando esa historia, de tal forma que tendremos una novela histórica realista. La segunda opción es modificar la historia, con lo cual tendremos un mundo alternativo. Eso no es para nada malo, y hay novelas, películas, y también videojuegos de universos alternativos. En Star Trek, sin ir más lejos, hay episodios muy buenos sobre este tema.
Pero, si lo que vamos a escribir es historia basada en hechos reales, podemos añadir personajes ficticios lógicamente, pero debemos respetar la historia. Y eso es, a veces, tremendamente divertido. Porque, respetando la historia, podemos crear situaciones a veces increíbles.
Hoy no tengo tiempo para escribir, estoy muy ocupado salvando el universo (aunque siempre puedo apagar la consola y dejar de jugar al Mass Effect un ratito, es cierto).
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